¿Qué te hicieron, Festival?
- Francisco Javier Ovalle Reinoso
- 13 dic 2021
- 7 Min. de lectura
¿Qué te pasó querido Festival de Viña del Mar?, ¿qué te hicieron?, ¿en qué te transformaron?
El vocablo Fiesta tiene su origen en el latín Festa y del plural Festum, que se traduce como un rito de jolgorio practicado por algún grupo de personas. De ahí vienen las fiestas a modo de celebración de algún acontecimiento especial. Las fiestas contienen varios elementos, como bailes, comida y música para desarrollar ese “rito” de celebración.
Del vocablo Fiesta, deriva Festival, que toma uno de estos elementos y lo desarrolla de manera individual, por ejemplo, Festivales Gastronómicos como el Oktober Fest, la Fiesta de la Cerveza alemana más importante del mundo, donde la Cerceveza es el centro de atención, matizado con música y baile, o como el Festival o Carnaval de Río, donde el centro de atención es el Baile matizado con los otros elementos, comida y música.
Así llegamos a los festivales de música, y dentro de ellos dos categorías, los festivales que buscan ser una muestra o presentación de artistas, consagrados y emergentes, como Lollapalooza, Glastonbury, Tomorrowland, o como lo fue el emblemático Woodstock; y también existen los Festivales de la Canción donde encontramos otras dos categorías, los festivales de la Canción propiamente tal, donde se evalúa y premia al mejor tema musical y los festivales de la Voz donde se evalúa y premia la mejor interpretación y voz, pasando a segundo plano la letra o composición musical. Incluso en esta subcategoría se permite que los artistas interpreten temas ya conocidos.
Los modernos festivales de la canción se remontan a los años 50 en Europa. Allí, como una forma de encontrar nuevos talentos y darle la oportunidad a los compositores y cantantes de mostrar su trabajo, nace el Festival de Benidorm en España, también con un objetivo turístico y político para poder desviar la atención de lo que ocurría con el régimen franquista.
A pesar de que el festival serviría como cortina de humo de Franco, Benidorm tuvo grandes aciertos. En la cuarta versión del año 1962, el joven cantante Rafael Martos ganó el certamen con el tema “Llevan”, a la postre ese cantante se haría llamar simplemente Raphael.
En la décima versión, se alza como ganadora la canción La Vida Sigue Igual interpretada por un desconocido Julio Iglesias.
Mientras eso ocurría en España, desde Italia otro festival ya posicionaba canciones y alzaba nuevas figuras para el mundo entero. El Festival de San Remo, en 1958 había conseguido el primer gran éxito nacido en un festival, Nel blu dipinto di blu, de Domenico Modugno.
El auge y relevancia de los Festivales de España e Italia, hizo que surgiera otra nueva iniciativa, el festival de Eurovisión, incluso como alternativa a Benidorm. Eurovisión fue un verdadero trampolín para las carreras de artistas como el Grupo Abba que ganó en 1974 con la canción Waterloo, o Celine Dion que representó a Suiza en el año 1988 con el tema “Ne partez pas sans moi”. Eurovisión también vió pasar por su escenario a Julio Iglesias, Olivia Newton Jhon , Clif Richard, Raphael, Mocedades y Massiel.
El caso de Massiel es particular porque según los críticos e historiadores de la época, el régimen franquista ejerció una serie de presiones diplomáticas para que la cantante ganara el certamen, lo que ocurrio el 6 de enero de 1968 con el tema “La la la”. Así lo expresa José María Íñigo en el documental 1968: Yo viví el mayo español que “a España le interesaba mucho el ganar el Festival de Eurovisión por tener un cierto renombre en algo. Ya en años anteriores se habían hecho muchas maniobras para tratar de hacerse con los votos de muchos países”.
En iberoamérica el ejemplo de San Remo, Benidorm o Eurovisión, lo toman varios festivales, por ejemplo el Festival de Acapulco en México, el Melodía Costa Verde, el Festival Hispano-Portugués de Aranda de Duero el Certamen de la Canción de Madrid, el Festival de la OTI donde participaban los países miembros de la Organización de Telecomunicaciones de Iberoamérica (OTI) y por supuesto el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar.
Nuestro festival de Viña nace primero como parte del espectáculo de la feria Internacional de artesanía, pero con el tiempo cobra vida propia.
El certamen por años, le entregó al ambiente nacional una serie de canciones y éxitos principalmente en la categoría folclórica. En Viña nacieron La Consentida, Que Bonita Va, La Tejedora o la Reina del Tamarugal.
Es interesante que desde 1974 hasta 1980, el festival de la Canción de Viña del Mar, solamente tuvo competencia internacional, quizás, como lo plantean algunos expertos y críticos de música, en ese período de la Dictadura, similar a lo ocurrido con Franco, El Festival de la Canción sirvió como cortina de humo mostrando una imagen internacional de absoluta tranquilidad. Se pueden sacar varias conjeturas del porqué se suspendió la Competencia folclórica en esos años, pero lo más probable es que haya sido porque el folclore estaba asociado a la música de protesta y por ende el régimen de Pinochet no podía arriesgarse a que en el escenario más importante de Latinoamérica subiera algún artista con consignas contrarias.
Pero volviendo netamente a lo musical y a la proyección, el análisis objetivo nos dice dos cosas. Primero, que durante toda su historia el Festival de Viña del Mar solamente tuvo pocas canciones que han tenido de verdad repercusión y presencia internacional. Julie, que ganó en 1972 representando a Holanda con Julio Bernardo Euson; ó Laissez Moi Le Temps, “Dame Tiempo”, que obtuvo el segundo lugar en 1973 representando a Francia y que posteriormente Frank Sinatra popularizó en todo el mundo como Let Me Try Again. En tanto en la Competencia folclórica, sin desconocer los éxitos que se han transformado en clásicos chilenos, la repercusión internacional la ha tenido quizás solo una canción. Bailando con tu Sombra de Víctor Heredia. Esta canción tiene una particularidad extraña; pareciera que es de la década del 70’, pero no, Bailando con tu Sombra (Alelí) fue la ganadora en 2004.
Nuestro Festival de Viña perdió la esencia original de ser un trampolín para artistas emergentes, para la composición musical, para sacar al mercado nuevas canciones y esto tiene su origen claramente en que lo comercial ha primado en los últimos años.
EL FACTOR YOUTUBE La presión de los sellos discográficos en una industria que ve amenazado su poderío con la irrupción de internet y la promoción que se puede hacer por redes sociales afecta directamente la parrilla del festival. Quienes manejan a los artistas y los artistas mismos ya saben que la venta de discos no es negocio como antes, el negocio está en las presentaciones en vivo. Viña del Mar ya no es la “única” vitrina musical para Latinoamérica por lo tanto no es atractivo venir a Viña si con un video polémico subido a youtube probablemente tenga más repercusión. Ante esto, los manager’s, productores y sellos discográficos traen el “paquete” completo, es decir,... "quieres a tal artista grande, te hago precio si llevas además estos tres menos conocidos”.
Antiguamente los contratos de los artistas les impedían tener presentaciones en Chile semanas y meses antes de Viña, esto generaba mayor expectación. Hoy, el artista se presenta el lunes en Viña y el martes en el Arena en Santiago con el mismo show. Por lo tanto, para el artista no es atractivo tampoco venir solo a viña del Mar. Antes, el Festival de Viña podía regoderarse, antes el artista necesitaba al Festival para promocionarse, hoy el festival necesita al artista. Ejemplo de aquello es que no se llegó a acuerdo con Luis Miguel, no se ha podido traer nuevamente a Shakira y ni hablar de Bruno Mars por dar algunos nombres.
EL FACTOR TELEVISIVO
El Festival en sus mejores años era “EL” gran evento del verano, no tenía competencia de ningún tipo, no había competencia en la televisión, menos en internet. El festival corría solía solito. Hoy no, hoy además de competir con internet, debe competir con netflix, con los canales de cable, con los canales satelitales y por si fuera poco, debe competir además con otros festivales y como ya lo dijimos, incluso debe competir con los mismos artistas que vienen al Show, porque después o antes, se presentan en otros escenarios durante el verano y la gente simplemente los espera en sus ciudades.
El Festival quizás desde 1994, primera año que lo organiza un canal que no fuera TVN, se comienza a financiar masivamente con la venta de publicidad televisiva, la venta de entradas es importante pero no relevante, entonces el festival claramente dejó hace mucho de ser un show para la gente y es un programa de televisión que obedece a la producción, condiciones y a los tiempos de la televisión.
LAS COMPETENCIAS, EL RELLENO DEL FESTIVAL
Las Competencias no son un producto televisivo atractivo ni vendible y se transforman es un círculo vicioso, no es atractivo para la gente porque la gente quiere ver el show, como no es atractivo no es rentable televisivamente y como no es rentable no se le dá importancia y como no se le da importancia no es atractivo y asi....
Se le debiera dar sin duda mayor relevancia a las Competencias, aumentar el premio en dinero quizás, esto incentivaría a mas compositores y artistas a querer venir a participar. La promoción del festival debiera no solo incentivar el show sino que la organización debiera promocionar las canciones en competencia con varios meses de anticipación, esto generaría en la gente un sentido de cercanía y al momento de su presentación, el público tendría sin duda un plus adicional para preferir el festival.
El Festival de Viña podría hacer alianzas con otros festivales en regiones y de todos los ganadores elegir al representante en el certamen central; se le debe dar más relevancia a las radios y hacer alianzas con más medios regionales para promocionar la Competencia y los artistas que en ella participan, porque finalmente la Competencia es la reina de la fiesta y el show es el acompañamiento y no al revés.
REESTRUCTUREMOS
Si se va a asumir como un programa de Televisión, se debe incluir números para la televisión, variedades al iniciar cada jornada, espectáculos al nivel de Las Vegas o Broadway, incentivar actividades anexas pero con la Competencia e incluso reducir los días y así distribuir los recursos de mejor manera.
Al Festival hay que reestructurarlo de raíz y no se trata de modernizarlo, porque eso ya ocurrió. Tampoco se trata de mejorar la parrilla de artistas al Show, porque creo que está acorde a los tiempos que se viven. No olvidemos que a bandas que hoy son clásicos como Soda Stereo, en su momento se les calificó como una banda de plástico y con música basura. No es mi ánimo entrar en comparaciones particulares, pero en esencia el festival sigue siendo en cuanto a las críticas que recibe, exactamente igual que antes. Al Festival hay que redefinirlo, o lo hacemos un verdadero programa de Televisión y no este híbrido extraño; lo transformamos en un Festival Musical con solo la presentación de artistas en show; o le damos mas relevancia a las Competencias, pero así como hasta ahora, la cosa no va por buen camino.
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