MEDIOS DE COMUNICACIÓN, PERIODISMO, ÉTICA Y CORRUPCIÓN
- Francisco Javier Ovalle Reinoso
- 13 dic 2021
- 7 Min. de lectura
Hace poco conversando en un grupo de amigos comunicadores, locutores, radiocontroles, periodistas y reporteros, uno de ellos me preguntó si en Chile existía Periodismo o no.

Mi respuesta en general fue un tajante “NO, con matices” y en esos matices hay que reconocer que algunos colegas han intentado salir del encasillamiento y han realizado excelentes trabajos investigativos, pero en la mayoría de los casos, se apela al argumento político porque mientras sigan abiertas las heridas del pasado será fácil recurrir al recurso del dolor ajeno para sacar provecho y conseguir sintonía, lectores y aceptación. Y aquí mis argumentos.
Existen varias definiciones académicas de Periodismo, a saber: Concepto que se basa en la recopilación y análisis (ya sea de modo escrito, oral, visual o gráfico) de la información; profesión que se dedica a la recolección de datos, su procesamiento, análisis, enfoque y síntesis de la misma; actividad sistematizada que consiste en la recaudación de información con el objetivo claro de ser publicada a través de los medios de comunicación masivos; actividad que enseña a observar, a opinar y a pensar, a sacar deducciones, a sintetizar, a darle forma a una idea; Actividad profesional que consiste en la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones a través de cualquier medio escrito, oral, visual o gráfico.
No obstante estas definiciones académicas y letradas, me quedo con la definición que se le atribuye a George Orswell “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques, todo lo demás son Relaciones Públicas”. (sin que exista nada de malo en hacer Relaciones Públicas)
Hoy por hoy, al revisar las mallas curriculares de las diferentes universidades que imparten la carrera, poco o casi nada existe relacionado a la investigación, a la redacción, los ramos periodísticos propiamente tal se reducen a la teoría de la comunicación, a la lectura de filósofos y pensadores contemporáneos, un par de talleres de radio, un par de talleres de tele, un par de salidas a “reportear” y el resto, en 5 años, es solo “estrategia comunicacional”, “control de crisis comunicacionales” y hasta “ceremonial y protocolo”, en resumen, Relacionadores Públicos con el Título de Periodistas.
El principio fundamental del Periodismo es la búsqueda de la verdad, bajo ciertos componentes éticos relacionados con la objetividad, imparcialidad, la equidad, la independencia, la responsabilidad, la veracidad y por sobre todo, la humanidad. Lo que busca el periodismo es informar a la sociedad para que la sociedad, debidamente informada, pueda tomar mejores decisiones.
Las Relaciones Públicas no son objetivas, no son imparciales y no tienen porque serlo, su definición y su función es posicionar y potenciar a un determinado “cliente” en la opinión pública, destacar lo positivo. Insisto, no hay nada de malo en aquello, pero eso no es periodismo.
Una sociedad se nutre de la diversidad de pensamientos, incluso algunos valoran la “dispersidad” de pensamientos, sin embargo, pareciera que el ejercicio del periodismo independiente no existe y peor aún, está relacionado de alguna u otra manera con algún sector político, religioso y económico.
La crítica no es a los periodistas sino a quienes los prepararan y a quienes manejan los medios, porque a la concentración de los grandes consorcios económicos se suma la concentración politizada que maneja los grandes medios y peor aún porque aquellos que no están supeditados al poder político o empresarial, si lo están al poder económico porque los medios viven de la publicidad, publicidad que se maneja con recursos que genera el sistema capitalista neoliberal que está en su gran mayoría en manos de los mismos grandes grupos económicos y por lo tanto el circulo vicioso se mantiene.
Si no hay publicidad, el medio pierde competitividad, los anunciantes no invierten en publicidad en ese medio y si no tiene publicidad, bueno,… se repite la ecuación a la que además hay que sumarle otro factor, que cuando el poder económico (empresarial o político) se incomoda por algún contenido emitido o por algún comentario de los pocos periodistas o comunicadores que se atreven a decir las cosas sin sesgos, la herramienta de presión está en simplemente cortar la publicidad.
Es verdad que en un sistema económico capitalista, el derecho a la propiedad privada permite resguardar que los dueños del capital tengan la absoluta autonomía para publicitar donde y cuando quieran, pero eso no tiene que ser por ningún motivo una herramienta para silenciar medios o periodistas.
Así mismo entonces el Medio de Comunicación tiene todo el derecho de hacer públicas esas presiones y que sean las audiencias las que finalmente tomen las decisiones que estimen pertinentes porque no olvidemos que lo que es éticamente cuestionable, no necesariamente es ilegal, y así llegamos a un segundo problema que tienen los medios de comunicación en Chile y el mundo: La crisis ética, y no me refiero a una crisis ética en los periodistas (aunque puede haberla en algunos), si no de quienes manejan los medios.
La realidad es que buscando el titular fácil y con el afán de captar mayor audiencia, caen en el sensacionalismo dejando de lado su principal valor, la ética en la búsqueda de la verdad.
En estos tiempos modernos, la gente se informa por las redes sociales. La encuesta para el Digital News Report 2017, un informe anual que recopila datos de cómo la población consume las noticias en distintos países, incluyendo a Chile arrojó que en nuestro País un 76% de los usuarios consume noticias en redes sociales y un 93%, en medios digitales en general.
“Si un amigo me mandó este mensaje y ese mensaje me representa, como quiero que sea verdad, asumo que es verdad, lo creo y lo comparto”. Esto obedece simplemente a la lógica de la confianza, esa confianza que los medios han perdido, precisamente porque se han polarizado y han perdido la objetividad.
La gente no le está creyendo a los medios de comunicación así como tampoco le está creyendo a los políticos y cuando la sociedad desconfía de la prensa, por la razón que sea, la misma sociedad está condenada a ser presa fácil de los montajes y las noticias falsas de las redes sociales, tal como ante la falta de liderazgos políticos se autocondena a ser embaucada por el caudillismo.
Ésta es una cuestión de valores y principios y por el ordenamiento en la escala de prioridades. El problema se origina cuando es lo económico lo que prima por sobre la ética en los Medios de Comunicación o cuando es lo técnico lo que prima al momento de tomar decisiones editoriales.
Si la ética tiene que ver con Valores, lo que la sociedad reclama hoy es precisamente la pérdida de la ética en la convivencia y su subordinación a la economía y al tecnicismo.
Cuando los medios de comunicación ponen cualquiera de los otros conceptos por sobre la ética y el factor humano-social en sus publicaciones; cuando un medio de comunicación le baja el perfil a una determinada noticia porque puede afectar a un político o un empresario que está publicitando e invirtiendo una considerable cantidad de recursos en ese medio; o cuando se enaltecen cualidades de ese mismo político o empresario en desmedro de la objetividad solo para conseguir recursos publicitarios, estamos frente a un problema.
No quiero plantear en este breve análisis que toda la prensa es antiética o mala en su conjunto, lo mismo que no todos los políticos sean corruptos y estén alejados de las necesidades reales de la sociedad, simplemente es tratar de entender el fenómeno y estar atentos y a no ser parte de aquellas noticias falsas compartiendo información que tiene dudosa procedencia.
La responsabilidad de informar es sin duda un rol de la prensa, pero la responsabilidad de informarse es nuestra, es propia, es de cada uno.
No porque una determinada publicación o comentario me represente, significa que es verdad.
Todos los Medios de Comunicación en términos generales generan contenidos, pero no hay que confundir contenidos con “seriedad”, “formalidad” ni menos con “noticias”, “información” o “periodismo”. Los contenidos de un medio están directamente relacionados con la línea editorial y el formato que definen. Por ejemplo un medio informativo genera contenidos informativos y noticiosos, un medio como una radio tropical ranchera o juvenil, genera contenidos populares y una radio religiosa generará contenidos religiosos.
Ahora, desde el punto de vista netamente informativo y periodístico, los medios de comunicación pueden definirse como medios generadores de contenidos, replicadores de contenidos, o mixtos.
Un formato generador de contenidos es aquel donde un alto porcentaje de sus noticias o informaciones son propias, investigaciones propias, datos propios, reporteos propios.
Un formato replicador de contenidos es el que se nutre básicamente de lo que hacen otros medios, las pautas oficiales, etc. y no por eso dejan de hacer periodismo o solo se refiere a los mal llamados “medios chicos”. Un ejemplo concreto de esto son los canales de Televisión. La mayoría de los contenidos periodísticos de los medios televisivos, son básicamente réplicas de informaciones de medios regionales o asistencia a las pautas oficiales, salvo algunos reportajes propios de sus áreas de investigación.
Un formato mixto es aquel donde se toma un contenido que ya fue publicado, se replica y se desarrolla otra arista investigativa a partir del mismo contenido.
Esa fina línea es la que hace que en Chile no exista un adecuado manejo periodístico de temas y contenidos.
Existen periodistas, muy buenos, periodistas de investigación, periodistas de medios, periodistas de reporteo en terreno y no de escritorio, de buen trabajo de fuentes, de hablar cara a cara y no por teléfono o redes sociales porque solo así puedes observar otros detalles del entrevistado, pero la noticia paga poco, así que es verdad y hasta comprensible que muchos prefieran volcarse al periodismo institucional donde los recursos son mucho más que en los medios.
Así como la corrupción ha llegado a todas las esferas y círculos de la sociedad, la prensa no es la excepción, existen medios y profesionales que aceptan dineros sucios, que disfrazan las relaciones públicas como periodismo cuando todos sabemos que no es así. Hay prensa que recibe financiamiento sucio de la corrupta política y hasta del narcotráfico, pero eso no significa que todo sea así.
La solución es nivelar hacia arriba, que sea – desde el punto de vista económico - tan atractivo trabajar en un medio de comunicación como en una empresa o un servicio público, pero por sobre todo, volver a re-encantar a la sociedad y recuperar la confianza perdida.
Francisco Javier Ovalle Reinoso
Comunicador/Reportero
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