JUDIOS Y NAZIS EN CHILE: A 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial
- Francisco Javier Ovalle Reinoso
- 6 may
- 18 Min. de lectura
Este año 2025 se cumplirán 80 años del fin de la segunda guerra mundial, y la organización judía Claims Conference publicó su más reciente informe anual, revelando que actualmente existen aproximadamente 220.800 sobrevivientes del Holocausto en el mundo.
Estas cifras permiten dimensionar la magnitud de una tragedia cuyos ecos siguen presentes en miles de vidas en todo el mundo incluyendo Chile.
El estudio detalla que los sobrevivientes están repartidos en más de 90 países. Un dato relevante es que el 96% de ellos nacieron entre 1928 y 1946, lo que indica que eran niños o adolescentes durante el Holocausto.
En cuanto a la distribución por género, el 61% son mujeres y el 39% hombres, con un promedio de edad de 87 años, lo que significa que la gran mayoría tiene entre 78 y más de 100 años.
Obviamente Israel alberga a 110.100 personas, lo que representa el 49,9% del total de sobrevivientes registrados. Le siguen los países de Europa Occidental, con 36.700 personas que representan el 16,6%, donde destacan Francia con 18.900, Alemania con 11.900 e Italia con 1.300.
En Estados Unidos residen 34.600 sobrevivientes, lo que equivale al 15,7% del total. Por su parte, 25.500 personas viven en países que formaban parte de la extinta Unión Soviética, Rusia registra 16.100, Ucrania 6.200 y Bielorrusia 1.900.
En los actuales territorios de Sudamérica, América Central y el Caribe, se registran 600 sobrevivientes, lo que representa apenas el 0,3% del total mundial. Brasil cuenta con unos 300 sobrevivientes, seguido de Argentina con 200.
En Chile la presencia judía se remonta a los primeros años de la colonización española, con la llegada de judíos conversos que acompañaron a los conquistadores.
Con el ascenso del nazismo en la década de 1930, el gobierno chileno bajo la presidencia de Arturo Alessandri Palma inicialmente endureció sus políticas de inmigración, afectando particularmente a los refugiados judíos que buscaban escapar de la persecución en Europa.
Sin embargo, hubo un cambio en la política bajo la presidencia de Pedro Aguirre Cerda (1938-1941), lo que permitió un aumento significativo en la inmigración judía debido a consideraciones humanitarias. Este período representó una ventana crucial para que los sobrevivientes del Holocausto encontraran refugio en Chile. No obstante, las restricciones a la inmigración se reinstauraron en 1941 y se mantuvieron hasta 1945, limitando la entrada de refugiados judíos hasta el final de la guerra.
Después de 1945, llegó a Chile una ola más pequeña de sobrevivientes de los campos de concentración, a menudo liberados por las fuerzas aliadas. Aunque Chile no fue el destino preferido por muchos, ofreció un refugio para los sobrevivientes, proporcionando un lugar para reconstruir sus vidas.
El trauma del Holocausto permaneció como una parte central de la identidad y la experiencia de los sobrevivientes mientras se adaptaban a la vida en Chile.
Se estima que alrededor de 100.000 judíos emigraron a América Latina entre el ascenso del nazismo y el final de la guerra, lo que subraya el papel significativo de la región en la provisión de refugio.
Una de estas familias es la de Frida Halpern, cuya madre y abuelo escaparon de Austria a Chile en 1939 , es la madre de Marjorie Agosín, una destacada escritora, poeta y activista por los derechos humanos, así como profesora universitaria.
La familia Hepner-Halberstam es otro ejemplo importante. Heinrich Hepner y Kaethe Halberstam huyeron de Berlín a Chile con sus hijos Klaus, Ernesto y Lore.
La familia Flatow también encontró refugio en Chile. Fred Flatow escapó de Alemania a Chile en 1938, y aunque posteriormente emigró a Estados Unidos, donde tuvo una destacada carrera como ingeniero en la NASA, su historia ilustra cómo los sobrevivientes que inicialmente encontraron seguridad en Chile pudieron realizar contribuciones significativas a otras naciones y al mundo.
La familia Kreutzberger Blumenfeld, a través de Mario Kreutzberger, conocido mundialmente como Don Francisco, representa una contribución masiva a los medios de comunicación y la filantropía tanto en Chile como a nivel internacional.
Hijo de sobrevivientes del Holocausto alemanes que se asentaron en Chile, Don Francisco creó y condujo el programa de televisión "Sábado Gigante" durante más de 50 años, dejando un impacto imborrable en la cultura y el entretenimiento hispano. Su labor filantrópica, especialmente a través de la Teletón chilena, ha recaudado fondos significativos para niños con discapacidades.
La familia Friedman, compuesta por Adolf y Rosa Friedman, sobrevivientes que llegaron a Chile después de la guerra, también merece mención. Su hija, Eva Friedman, nació en Santiago en 1947, simbolizando una nueva vida y esperanza después de la tragedia del Holocausto.
Además de estas familias, es importante mencionar a individuos como Marion Mostny, quien emigró con sus padres de Alemania a Chile en 1939, representando la ola más amplia de judíos alemanes que buscaron refugio en el país.
Aunque su inmigración fue anterior al Holocausto, Sali Hochschild, un magnate minero , ejemplifica la histórica contribución de familias judías a la economía chilena.
De manera similar, Manuel de Lima y Sola, quien llegó a Chile antes del Holocausto, fue un químico y socio fundador del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso en 1851, además de un fundador de la masonería chilena, lo que demuestra una participación temprana de la comunidad judía en la vida cívica.
Es importante reconocer que la comunidad judía en Chile también ha enfrentado desafíos, incluyendo un período de emigración significativa durante las décadas de 1970 y 1980 debido a la inestabilidad política.
En el caso de Chile, según Claims Conference en el informe anual de sobrevivientes del Holocausto, de los 220.800 que sobrevivieron en el mundo, 12 viven en Chile, donde el concepto de sobreviviente no se limita a quienes estuvieron en campos de concentración, también abarca a personas que fueron perseguidas, forzadas al exilio o que debieron esconderse para sobrevivir.
En la contraparte, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se estima que entre 150 y 300 oficiales nazis escaparon a Sudamérica, incluyendo a Chile, utilizando las llamadas "ratlines", redes clandestinas que les permitieron evadir la justicia. A pesar de que la mayoría de estos criminales han fallecido, organizaciones como el Centro Simon Wiesenthal continúan trabajando para identificar a posibles sobrevivientes y llevarlos ante la justicia.
En 2007, se lanzó la iniciativa "Operación Última Oportunidad" en Sudamérica, ofreciendo recompensas por información que condujera a la captura de criminales de guerra nazis. Este esfuerzo ha generado cientos de pistas, aunque pocas han resultado en acciones legales debido a la avanzada edad de los sospechosos y la falta de pruebas concluyentes.
La conclusión de la Segunda Guerra Mundial en 1945 marcó el inicio de un periodo de significativas reconfiguraciones geopolíticas y movimientos poblacionales a nivel global. Entre estos movimientos, se destaca la migración de individuos de origen alemán hacia diversos países de América del Sur, incluyendo Chile. Un número considerable de estos migrantes eran oficiales y colaboradores del régimen nazi que buscaban evadir el enjuiciamiento por crímenes de guerra.
Se estima que entre 500 y 1.000 individuos con afiliaciones nazis se establecieron en Chile tras la contienda bélica. Estas fugas se concretaron con la ayuda de las "ratlines" que en algunos casos contaron con la ayuda de figuras simpatizantes dentro de la Iglesia Católica e incluso ciertos gobiernos.
Es importante señalar que Chile ya contaba con una comunidad alemana preexistente principalmente en el sur del país de la mano de los colonos que llegaron en el siglo XIX producto de la Ley de Colonización de Valdivia, Osorno y Llanquihue en 1845. El gobierno chileno de la época fomentó activamente la inmigración desde diversas partes de Europa, incluyendo los estados de habla alemana, como una forma de impulsar el desarrollo económico y la modernización del país.
Los inmigrantes alemanes fueron considerados "inmigrantes ideales" y contribuyeron significativamente a la agricultura, la industria y el comercio chilenos, especialmente en las regiones del sur. A lo largo de los siglos XIX y XX, se produjeron varias oleadas de asentamiento alemán en Chile, cada una impulsada por diferentes factores históricos y económicos.
Dentro de estos grupos de colonos, algunos sectores evidentemente con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, manifestaban simpatías hacia la ideología nazi, lo que pudo haber ofrecido un cierto grado de camuflaje social para los recién llegados en la posguerra.
La considerable cantidad de fugitivos nazis que buscaron refugio en América del Sur después de la guerra sugiere un esfuerzo deliberado por eludir la justicia. La existencia de estas redes ("ratlines") revela una estructura organizada dedicada a facilitar estas evasiones.
Las diversas estimaciones sobre el número de nazis en Chile indican la dificultad de rastrear con precisión a estas personas, muchas de las cuales probablemente utilizaron identidades falsas para ocultar su paradero.
Paul Schäfer Schneider, nacido en 1921, es una de las figuras centrales en la historia de la inmigración alemana en Chile tras la Segunda Guerra Mundial.
En octubre de 1940, a la edad de 18 años, fue reclutado por el Servicio Laboral del Reich. Debido a una discapacidad visual, producto de la pérdida de un ojo en la infancia, no fue desplegado en el frente de batalla. El 6 de febrero de 1941, fue llamado al servicio militar como paramédico. Recibió entrenamiento básico de enfermería en Münster y pasó la mayor parte de su servicio transportando heridos en un hospital de campaña alemán en la Francia ocupada.
En años posteriores, Schäfer afirmó que su ojo de vidrio era resultado de una herida de guerra y que su padre y dos hermanos mayores habían muerto en combate sirviendo en la Wehrmacht. Finalizada la guerra, Schäfer se involucró en grupos juveniles y ministerios evangélicos. Sin embargo, enfrentó acusaciones de abuso sexual infantil en Alemania, lo que lo llevó a huir a Chile en 1961.
Ese mismo año, Schäfer fundó Colonia Dignidad (posteriormente renombrada Villa Baviera) con aproximadamente 70 seguidores. Resulta significativo que muchos de los colaboradores cercanos de Schäfer habían servido en la Waffen-SS y la Gestapo durante la Segunda Guerra Mundial. Este grupo estableció un elaborado sistema de seguridad dentro de la Colonia, que incluía túneles, búnkeres, torres de vigilancia y entrenamiento militar para los hombres.
Existieron incluso informaciones, aunque no confirmadas en los documentos y archivos desclasificados, que fugitivos nazis de alto rango como Josef Mengele podrían haberse ocultado en este lugar.
Colonia Dignidad mantuvo una estrecha colaboración con la dictadura militar de Augusto Pinochet, sirviendo como centro de tortura y detención para disidentes políticos. Se ha señalado que el propio Schäfer estuvo implicado en la tortura y asesinato de prisioneros políticos, así como en el abuso sexual de menores dentro de la Colonia.
La actuación del gobierno alemán y sus diplomáticos fue objeto de críticas debido a su pasividad frente a las atrocidades cometidas en Colonia Dignidad durante muchos años.
Si bien el propio Schäfer no ostentó un alto rango en la jerarquía nazi, la presencia de ex miembros de la Waffen-SS y la Gestapo entre sus colaboradores más cercanos sugiere una continuidad de la ideología y los métodos nazis en el seno de Colonia Dignidad. Individuos que sirvieron en estas notorias organizaciones nazis habrían aportado sus experiencias y creencias a la Colonia, influyendo en su estructura y prácticas. La colaboración entre Colonia Dignidad y el régimen de Pinochet pone de manifiesto una inquietante alianza entre una secta liderada por alemanes con trasfondos nazis y una dictadura de derecha conocida por sus violaciones a los derechos humanos. Esto sugiere una posible afinidad ideológica o, al menos, una asociación pragmática basada en intereses mutuos en la supresión de la disidencia.
Las denuncias sobre la presencia de fugitivos nazis en Colonia Dignidad, aunque no confirmadas de manera concluyente en la documentación consultada, apuntan a la Colonia como un posible refugio para individuos que buscaban evadir la justicia por sus acciones durante la guerra. Esto refuerza la idea de una red de apoyo para ex nazis en Chile, donde varios de esos oficiales y simpatizantes del régimen Nazi llegaron a Argentina y luego pasaron a nuestro país.
Walter Rauff, es uno de los casos más notorios. Rauff fue un oficial de las SS y responsable del desarrollo de las cámaras de gas móviles utilizadas para asesinar a miles de personas. Rauff llegó a Chile en 1950 y vivió abiertamente en Punta Arenas sin ocultar su identidad, es decir estuvo en Chile siempre bajo su nombre verdadero. A pesar de las solicitudes de extradición por parte de Alemania Occidental, la Corte Suprema chilena rechazó estas peticiones en 1963, citando la prescripción de los delitos según la legislación nacional. Rauff falleció en Santiago en 1984 sin haber enfrentado juicio.
La historia dice que Walter Rauff fue un hombre clave del régimen nazi. Ostentó el rango de SS-Standartenführer (equivalente a Coronel) en la SS. Rauff desempeñó un papel fundamental en el diseño y desarrollo de cámaras de gas móviles o furgones de gas que se utilizaron para asesinar a aproximadamente 100,000 personas, incluyendo judíos e individuos con discapacidad.
Rauff Sirvió en diversos cargos, incluyendo el Servicio de Seguridad (SD), la Oficina Central de Seguridad del Reich, y como jefe de la policía secreta en el norte de Italia.
Tras la guerra, en 1947, Rauff logró escapar de un campo de internamiento aliado en Italia. Después de pasar por Siria y Ecuador, se estableció en Chile en 1958.
Alemania Occidental solicitó su extradición por crímenes de guerra, lo que llevó a su arresto en Chile en 1962. Sin embargo, la Corte Suprema chilena rechazó la solicitud de extradición, y Rauff vivió libremente en el país hasta su muerte en 1984. Su funeral en Santiago contó con la presencia de ex nazis, y se reportaron saludos nazis durante la ceremonia.
Resulta también relevante que Rauff fue empleado por el Servicio Federal de Inteligencia de Alemania Occidental durante un periodo.
El caso de Walter Rauff ilustra los desafíos que enfrentó la justicia para llevar ante los tribunales a los criminales de guerra nazis, especialmente cuando encontraron refugio en países cuyos gobiernos se mostraron reacios a cooperar con las solicitudes de extradición.
El gobierno chileno, tanto bajo la administración de Salvador Allende como bajo la Dictadura de Augusto Pinochet, se negó a extraditarlo. De hecho se convirtió en asesor de Pinochet y participó en la creación del aparato de seguridad interna chileno.
El estatuto de limitaciones para los cargos de asesinato en la mayoría de los países sudamericanos en ese momento, junto con consideraciones políticas y una posible simpatía hacia figuras anticomunistas, probablemente contribuyeron a la denegación de la extradición.
El papel de asesor de Rauff para el régimen de Pinochet indica un vínculo directo entre un alto funcionario nazi y la dictadura chilena. Su experiencia en asuntos de seguridad, posiblemente derivada de su pasado en la SS, fue aparentemente valorada por el régimen.
El hecho de que Rauff también fuera empleado por la inteligencia de Alemania Occidental pone de manifiesto la naturaleza compleja y a veces contradictoria de las operaciones de inteligencia de la posguerra, donde antiguos enemigos fueron reclutados en ocasiones por su experiencia o contactos. El contexto de la Guerra Fría pudo haber llevado a las agencias de inteligencia occidentales a priorizar los esfuerzos anticomunistas, incluso si eso significaba involucrarse con individuos que tenían un pasado problemático.
Aribert Heim fue otro caso relevante. Conocido como el "Doctor Muerte", médico de las SS acusado de asesinar a cientos de prisioneros en el campo de concentración de Mauthausen mediante inyecciones letales y experimentos médicos. Heim desapareció en 1962 y, según investigaciones del Centro Simon Wiesenthal, podría haber residido en el sur de Chile, específicamente en la zona de Puerto Montt, donde vivía su hija. Aunque nunca se confirmó su presencia en el país, las autoridades chilenas colaboraron en las investigaciones para localizarlo.
En Chile, no existen registros oficiales actuales sobre la presencia de criminales de guerra nazis vivos. Sin embargo, la historia de figuras como Rauff y las investigaciones sobre Heim reflejan el papel que el país desempeñó como refugio para algunos de estos y otros individuos, algunos poco conocidos que también tuvieron cercanía y participación directa con el nazismo.
Hans Ertl, fue un reconocido montañista y propagandista nazi alemán. Trabajó como camarógrafo para Leni Riefenstahl en películas de propaganda nazi como "Olympia" y sirvió como corresponsal de guerra durante la Segunda Guerra Mundial. Huyó a Chile a mediados de la década de 1950 pero finalmente se estableció en Bolivia.
Richard Glücks fue un alto funcionario de la SS que comandó la Inspección de Campos de Concentración. Fue responsable del trabajo forzado de los reclusos de los campos y supervisó la implementación de la "Solución Final". Aunque los documentos proporcionados indican que se suicidó en 1945, existieron especulaciones sobre una posible fuga a Chile.
Gerhard Mertins, fue miembro de las Waffen-SS y traficante de armas. Se alega que suministró armas y helicópteros al régimen de Pinochet. Se le considera parte de una red de ex nazis radicados en América Latina que incluía a Colonia Dignidad y Walter Rauff.
Algunas fuentes sugieren cooperación entre el Servicio de Inteligencia Alemán, Mertins y los jerarcas de Colonia Dignidad, posiblemente en la producción de armamento.
El caso de Gerhard Mertins sugiere una red de ex nazis involucrados en actividades ilícitas, como el tráfico de armas, y que mantenían conexiones con entidades controvertidas como Colonia Dignidad. Esto indica que la influencia de estos individuos pudo haber trascendido la mera búsqueda de refugio.
Karl Werner Paulmann, padre del empresario Horst Paulmann, fue miembro del Partido Nazi y ostentó el rango de SS-Obersturmbannführer, equivalente a teniente coronel en las SS. Documentos históricos revelan que se unió al Partido Nazi el 1 de julio de 1937 y trabajó en la Oficina para la Raza y la Colonización hasta 1939. En 1941, fue promovido a Obersturmbannführer dentro de las SS, obteniendo un alto cargo en la organización. Fue jefe de los tribunales de policía y de las SS en Kassel. Después de la Segunda Guerra Mundial, Karl Werner Paulmann emigró con su familia a Argentina en 1948 y luego a Chile en 1950. Se estableció en Temuco, donde la familia inició negocios en el sector hotelero y luego en supermercados, dando origen al holding Cencosud fundado por su hijo Horst. Karl Werner Paulmann falleció en Santiago de Chile en noviembre de 1958. En el informe para la solicitud de nacionalidad por gracia de Horst Paulmann en 2005, se mencionó que su padre había sido abogado, doctor en derecho y juez, y que como soldado de la Wehrmacht, estuvo prisionero de guerra al finalizar el conflicto. Sin embargo, esta versión contradice la información sobre su militancia en las SS y su rango de Obersturmbannführer.
Michael Martín Kast Schindele, padre del economista y político chileno Miguel Kast y de José Antonio Kast. Fue un teniente alemán y miembro del partido nazi que huyó a Chile en 1950 tras escapar de la custodia estadounidense. La evidencia disponible indica que Michael Kast fue miembro del Partido Nazi (NSDAP) desde 1942. Un documento de identidad del Archivo Federal Alemán revela que un joven de 18 años llamado Michael Kast se unió al NSDAP el 1 de septiembre de 1942. La fecha y el lugar de nacimiento que figuran en esta tarjeta coinciden con los del padre del candidato presidencial.
El historiador alemán Armin Nolzen, experto en el tema, ha señalado que la afiliación al Partido Nazi era voluntaria, lo que contrasta con el servicio militar obligatorio. Este punto es significativo ya que sugiere que la participación de Michael Kast en el régimen nazi fue más allá del mero cumplimiento de un deber militar. La existencia de la tarjeta de membresía del Partido Nazi proporciona una prueba concreta de su afiliación. Además de su militancia en el partido, Michael Kast sirvió como Teniente (Oberleutnant) en el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Fue desplegado en varios frentes, incluyendo Francia en 1942, el Frente Oriental entre 1943 y 1944, donde participó en la Batalla de Korsun-Cherkassy, e Italia entre 1944 y 1945. Su ascenso al rango de teniente indica que buscó un rol de liderazgo dentro del ejército.
La combinación de su afiliación voluntaria al Partido Nazi y su servicio como oficial en la Wehrmacht sugiere una conexión más profunda con la ideología y la estructura del régimen nazi que la de un simple soldado conscripto del Servicio Militar que efectivamente era obligatorio.
Después de la guerra, en diciembre de 1950, Michael Kast emigró a Chile. Antes de llegar a Chile, huyó a Argentina. Existen indicios de que pudo haber utilizado las llamadas "ratlines" del Vaticano, rutas de escape clandestinas utilizadas por algunos nazis para evadir las consecuencias de la posguerra. Aunque un fiscal comprensivo supuestamente quemó sus registros nazis durante el período de desnazificación, su huida a Sudamérica a través de estas vías sugiere un intento de evitar el escrutinio de su pasado.
Michael Kast en Chile, estableció una fábrica de embutidos y mantuvo vínculos con el régimen de Pinochet al igual que su familia donde por ejemplo Miguel Kast, hermano de José Antonio, desempeñó un papel importante en la dictadura sirviendo como Ministro de Trabajo y posteriormente como Presidente del Banco Central.
Miguel Kast fue uno de los llamados "Chicago Boys" que implementaron políticas económicas neoliberales en Chile. Esta conexión familiar con la dictadura de Pinochet, que tuvo vínculos conocidos con elementos nazis, proporciona un contexto adicional en el análisis.
El caso de Michael Kast y el posterior éxito familiar en Chile, junto con la prominencia política, ilustran cómo algunos individuos con antecedentes nazis pudieron integrarse en la sociedad chilena e incluso alcanzar posiciones de influencia, a pesar de su pasado.
El hecho de que Chile se convirtiera en refugio para individuos como Mertins, Glücks, Ertl,Sheafer,Heim o Rauff, directamente implicado en el Holocausto, plantea importantes interrogantes éticos e históricos sobre el papel del país en el mundo de la posguerra. La denegación de las solicitudes de extradición complica aún más esta narrativa. El legado perdurable de Colonia Dignidad y las controversias en torno a figuras como el padre de un reciente candidato presidencial demuestran que la historia de la implicación nazi en Chile sigue siendo un tema sensible y relevante en el discurso social y político del país.
Pero no solo oficiales del nazismo llegaron a Chile, también lo hicieron algunos que escaparon del régimen y por eso cuesta entender la postura de sus descendientes.
Este es el caso de Friedrich Ernst Kaiser Richter, abuelo paterno de Johannes Kaiser. Friedrich fue un refugiado que huyó de la Alemania nazi en 1936, tras el ascenso al poder de Adolf Hitler.
Friedrich Ernst Kaiser Richter llegó de Württemberg. La documentación consultada indica huyó de la Alemania Nazi como refugiado tras el ascenso al poder de Adolf Hitler y antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Esta información ratifica que no formó parte del ejército nazi sino que estaba huyendo del régimen, lo que sugiere que probablemente fue perseguido o se opuso a él, y no fue miembro de su ejército. En abril de 1939, Friedrich Ernst Kaiser Richter se casó en Chile. Veinte años después de su llegada al país, fue elegido como el noveno alcalde de Villarrica, cargo que ocupó entre mayo de 1956 y octubre de 1957. Su exitosa integración en la sociedad chilena y su elección para un cargo público respaldan la narrativa de un refugiado que rehizo su vida en Chile, distanciándose del pasado nazi del que huyó. Ser elegido alcalde por la comunidad a la que llegó como refugiado demuestra una fuerte integración y una imagen pública positiva, lo que contrasta aún más con la idea de una ascendencia nazi.
En lo político, el padre de Johannes Kaiser, Hans Christian (Juan Cristián) Kaiser Wagner, estuvo activo en el Partido Nacional. Si bien el Partido Nacional chileno tenía tendencias de derecha, los documentos consultados tampoco lo vinculan con el nazismo ni sugieren ninguna afiliación nazi para el padre de Johannes Kaiser. El Partido Nacional surgió en la década de 1960, mucho después de la caída del régimen de Hitler.
Otro caso emblemático y que involucra al nazismo es lo ocurrido con Miguel Krasnov y su familia.
Miguel Krasnov Martchenko, un ex oficial del ejército chileno, fue condenado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Su historia familiar arroja una luz particular sobre su trayectoria. Su padre, Dimitri Krasnov, un oficial cosaco ruso, luchó junto a la Wehrmacht alemana en la Segunda Guerra Mundial. Tras la contienda, fue capturado por las fuerzas británicas y entregado a la Unión Soviética, donde fue ejecutado por traición.
La conexión de Miguel Krasnov con la Segunda Guerra Mundial es, por lo tanto, indirecta, marcada por la participación de su padre en el conflicto del lado alemán. Nacido en Austria en 1946, después del fin de la guerra, Miguel es hijo de Dinara Gueorguievna Martchenko, cuyo padre fue un general zarista.
Su familia formó parte de la ola de inmigrantes rusos blancos que buscaron refugio en Chile tras la Revolución Rusa y la Segunda Guerra Mundial. Es altamente probable que la experiencia de su padre durante la guerra y su posterior ejecución influyeran en la decisión familiar de emigrar a Chile.
La familia Krasnov pertenecía a este grupo de emigrados rusos blancos que huyeron de la Unión Soviética tras la Revolución Rusa y la Guerra Civil, en oposición al régimen bolchevique. La razón específica de su huida a Chile se vincula directamente con la ejecución de Semyon Krasnov (padre de Dimitri y abuelo de Miguel) y Pyotr Krasnov (abuelo de Dimitri y bisabuelo de Miguel) en la Unión Soviética. Semyon Krasnov había colaborado con la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, lo que convirtió la situación familiar en compleja y políticamente delicada.
Su llegada a Chile se produjo probablemente a finales de la década de 1940, después de la Segunda Guerra Mundial y la extradición y ejecución de Semyon y Pyotr Krasnov. El nacimiento de Miguel en Austria en 1946 sugiere un desplazamiento inicial dentro de Europa antes de su llegada a Sudamérica. Dhyna Marchenko, junto a su hijo recién nacido y su madre María Chipanoff, lograron emigrar a Sudamérica con el apoyo de oficiales británicos y estadounidenses, además de la ayuda de un diplomático chileno cuya identidad aún no se ha confirmado.
Este apoyo de potencias occidentales y del diplomático chileno sugiere un nivel de asistencia internacional para refugiados anticomunistas al inicio de la Guerra Fría. En la coyuntura política posterior a la Segunda Guerra Mundial, con el auge de la Guerra Fría, las potencias occidentales a menudo brindaron apoyo a individuos y familias que huían de regímenes comunistas.
La familia Krasnov, como emigrados anticomunistas, probablemente se benefició de esta ayuda en su viaje a Chile. Es posible que también hayan recibido apoyo de organizaciones de emigrados rusos blancos en Chile, que ofrecían redes de apoyo para facilitar su integración.
Paradójicamente, a pesar de su origen familiar marcado por la colaboración con una potencia del Eje y la huida de un régimen comunista, Miguel Krasnov terminaría siendo uno de los oficiales condenados por graves violaciones a los derechos humanos cometidas en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Michael Kast, con su pasado nazi, construyó una vida en Chile cuya descendencia se involucró profundamente en la política, incluso con vínculos con la dictadura de Pinochet. Friedrich Kaiser, un refugiado del nazismo, no solo encontró asilo en Chile sino que también se integró exitosamente hasta convertirse en alcalde de Villarrica. Miguel Krasnov, huyendo de la persecución soviética tras la colaboración de su familia con la Alemania nazi, llegó a Chile con el apoyo de potencias occidentales y termina siendo condenado por Violaciones a los Derechos Humanos reflejando las dinámicas de la Guerra Fría y la existencia de redes de apoyo para los emigrados anticomunistas; Paul Schäfer y su liderazgo en la Colonia Dignidad; Heim El Doctor Muerte y Rauff el creador de las Cámaras de Gases móviles entre otros, si bien son historias individuales y distintas, contribuyen a una comprensión más rica de cómo los migrantes europeos y las figuras políticas influyeron y fueron influenciados por el contexto chileno en la segunda mitad del siglo XX y que hasta ahora, las dos primeras décadas del siglo XXI siguen generando consecuencias y divisiones.
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