PROFESIONALES DE PRENSA SIN TÍTULO EN CHILE: CONTEXTO, ROL Y UNA PROPUESTA LEGAL Y ACADÉMICA PARA SU REGULACIÓN
- Francisco Javier Ovalle Reinoso
- hace 18 minutos
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Carta abierta a los Presidenciables y Parlamentarios
Creada, investigada y publicada con código abierto por el autor y revisada en su formato con IA

El debate sobre quién puede ejercer el periodismo en Chile ha sido históricamente complejo, marcado por una tensión entre la formación académica formal y la experiencia práctica. En este contexto, surge la figura de los profesionales de la prensa que, sin poseer un título universitario en periodismo, desempeñan roles fundamentales en la cadena de flujo de información. Este segmento de la fuerza laboral mediática ha sido objeto de una denominación particular y, a menudo, despectiva, que refleja las fricciones inherentes a la profesionalización de la disciplina.
En Chile la prensa ha contado históricamente con profesionales sin título universitario que ejercen funciones de reporteo, redacción o edición. Coloquialmente se les llama “rifleros”, término que se emplea de forma despectiva para referirse a personas que practican el periodismo sin haber estudiado la carrera. Según la RAE, riflero (Chile) es una persona que ejerce una profesión o actividad “sin tener los requisitos legales para hacerlo”.
En los medios locales especialmente (radios comunitarias, periódicos de provincia, canales de cable regionales), estos colaboradores suelen ser indispensables para cubrir informativos: un estudio sobre medios de Magallanes concluye que “aunque no contaban con equipos profesionales, sus ‘rifleros’ se esforzaban en mantener completos noticieros en la mañana y al mediodía”.
Esto refleja que en zonas rurales o pequeñas ciudades la cobertura mediática depende en gran parte de personas formadas empíricamente.
La valía del periodismo empírico se manifiesta en los testimonios de profesionales que resaltan la importancia de habilidades prácticas fundamentales. Estos relatos subrayan que la capacidad de cultivar y mantener fuentes confiables, así como la rigurosa verificación de la información, incluso la recibida "en off", son competencias cruciales que se desarrollan a través de la experiencia directa en el campo.
Históricamente, el periodismo chileno ha contado con figuras emblemáticas que alcanzaron gran distinción sin poseer un título universitario, especialmente en épocas donde la formalización académica de la profesión era incipiente. Aunque la información detallada sobre el estatus académico de todos los periodistas históricos no está explícitamente desglosada en los recursos, la trayectoria de muchos de ellos se forjó en la práctica.
Un ejemplo destacado es Lenka Franulic, reconocida como una periodista pionera que "rompió las barreras del género en la educación y en la prensa chilena" y abrió camino para nuevas generaciones. Su influyente carrera, desarrollada en un período de menor formalización académica, la posiciona como una figura que demostró excelencia a través del talento y la experiencia. Otros casos explícitamente mencionados como "periodistas empíricos" incluyen a Juan Cárdenas, Juana Inés Casas y María José Viera-Gallo, lo que demuestra la existencia de profesionales reconocidos que no se ajustan al modelo de titulación universitaria.
Existen otras figuras chilenas notables que ejercieron o ejercen un periodismo destacado sin estudios formales de la carrera. Además de los nombres históricos ya citados (Cortez, Mundt, Franulic, Bertoló), vale mencionar a José Maza (astrónomo y columnista de prensa), Juan Glasinovic (doctor en medicina y periodista de cultura), o Carlos Peña (filósofo/columna).
Otro ejemplo foráneo es el de Winston Churchill, corresponsal de guerra autodidacta. Estos casos demuestran que el oficio puede desarrollarse con un perfil más amplio que el de un graduado universitario, y que la regulación debe velar por la calidad, no por el cartón.
Pero también existen otras figuras que comenzaron sin título y ejercieron por muchos años antes de obtener una certificación universitaria, por ejemplo, la periodista Patricia Jara (ganadora del Premio Nacional) empezó como riflera en prensa local antes de titularse o Juan Manuel Astorga que por décadas ejerció el periodismo hasta que finalmente decidió estudiar en la Universidad. Estas y otras experiencias muestran que la práctica informal ha sido fuente de formación práctica y de periodistas posteriores.
La existencia de profesionales altamente distinguidos que alcanzaron prominencia sin títulos formales, especialmente en contextos históricos donde tales grados eran menos comunes, sugiere que el talento, la dedicación y la experiencia práctica son fundamentales para la excelencia periodística.
Los testimonios adicionales que enfatizan la importancia de la gestión de fuentes y la verificación de hechos, habilidades que se perfeccionan con la práctica, refuerzan esta perspectiva. Esta evidencia indica que una dependencia rígida del título universitario como único punto de entrada a la profesión corre el riesgo de excluir a individuos altamente capaces y de sofocar la innovación. Reconocer y valorar el conocimiento experiencial, quizás a través de vías formales de acreditación, podría enriquecer significativamente el campo periodístico al integrar diversas perspectivas y habilidades probadas, contribuyendo en última instancia a la calidad y relevancia general del periodismo.
En el mapa nacional, destacan ejemplos históricos de periodistas autodidactas que contribuyeron al oficio: figuras como Ramón Cortez, Tito Mundt, Luis Hernández Parker, Juan Honorato, Julio Lanzarotti o la ya mencionada Lenka Franulic (pionera de mujeres periodistas) iniciaron sus carreras sin título formal. Otro ejemplo emblemático fue el reportero regional Juan Manuel Bertoló (asesinado en dictadura), quien actuaba como riflero organizando reporteo local y fue reconocido como “periodista autodidacta”.
Estos casos muestran que, más allá de etiquetas, muchos “rifleros” han desempeñado labores informativas relevantes. En ese sentido, como observa un columnista, incluso académicos consagrados (ej. el rector y columnista Carlos Peña) fueron sancionados por el Colegio al practicar periodismo, pese a carecer de título específico, evidenciando lo singular de este debate en Chile.
El término “rifleros” y su uso
La palabra riflero tiene origen militar («soldado armado con rifle»), pero en Chile adquirió connotación propia. En el periodismo chileno el término se documenta desde al menos 1943, descrito como quien ejerce “una profesión rentable” sin los requisitos legales.
Esta denominación implica una percepción de ilegitimidad o falta de cualificación formal, en contraste con el ejercicio profesional regulado. La aplicación de este término en el periodismo chileno se enmarca en un período de "proteccionismo absoluto", donde el diploma universitario se convirtió en un instrumento de "negacionismo" hacia aquellos con experiencia pero sin acreditación académica. Se percibe como peyorativa: comparan a los rifleros con “pícaros que se hacían pasar por periodistas” o como alguien que “disparaba” a mansalva sus opiniones sin ninguna rigurosidad ética.
Antes de la consolidación de las carreras universitarias de periodismo, la profesión se aprendía a menudo a través de la práctica y el aprendizaje empírico. Numerosas figuras destacadas en la historia del periodismo chileno ejercieron su labor basándose en su talento y conocimiento adquirido en el campo. La emergencia del término "riflero" y la postura proteccionista evidencian una profunda tensión en la identidad profesional del periodismo, donde el sector formalmente educado buscaba afirmar su dominio y deslegitimar las vías alternativas de competencia.
Esta situación va más allá de una simple etiqueta; revela una lucha de poder sobre la definición y el acceso a la profesión, planteando la cuestión fundamental de si el periodismo es primordialmente un oficio práctico o una disciplina académica. La persistencia del fenómeno "riflero" subraya un conflicto histórico no resuelto entre el conocimiento experiencial y las credenciales académicas formales, lo que potencialmente obstaculiza un frente profesional unificado y excluye a colaboradores valiosos del ámbito público.
Esta visión negativa se remonta a los años 50, cuando las primeras escuelas de periodismo quisieron diferenciar a los empíricos (autodidactas) de los titulados formales. Algunos gremios profesionales insistieron en entonces que sólo los titulados podían ejercer, acusando a “profesionales sin título” y a los rifleros de “ejercicio ilegal”.
Sin embargo, hoy la Ley de Prensa vigente (19.733) no exige título universitario para ejercer; de hecho, su Artículo 8 habla de “periodista o quien ejerza la actividad periodística”, incluyendo a quien no tenga diploma.
En la práctica, riflero suele usarse cuando se critica falta de rigor o aval académico, aunque muchos de estos colaboradores cumplen funciones prácticas (fotógrafos, reporteros de terreno, editores) muy valoradas en medios locales.
Rol e importancia en los medios locales
En medios locales y regionales la figura de los rifleros es particularmente clave. Pequeñas emisoras de radio, canales comunitarios y periódicos provinciales suelen operar con escasos recursos, apoyándose en vecinos o asistentes sin formación formal para obtener noticias.
Un estudio de la Universidad de Chile en Magallanes documenta cómo las radios locales, pese a no tener “equipos profesionales”, dependían de rifleros (a menudo técnicos o empleados de planta) para producir noticieros cotidianos. Así, estos operadores multitarea (reporteros, locutores, fotógrafos) garantizan flujo informativo en áreas rurales donde los grandes medios capitalinos no llegan.
Sin embargo, el debate radica en regular ese ejercicio. Quienes defienden la exclusividad titulada argumentan que estudiar periodismo aporta ética, rigurosidad y normas deontológicas. Los críticos replican que la profesión no es ciencia exacta y que muchos periodistas autodidactas (incluso figuras literarias) han hecho aportes valiosos, por lo que no caben vetos.
En todo caso, todos coinciden en que los rifleros (en la definición coloquial de no titulados) existen y mueven gran parte de la prensa regional. Sin embargo esto contrasta con la realidad porque finalmente en el ejercicio periodístico chileno se genera una paradoja ética y funcional: mientras se critica la "ilegalidad" de los no titulados, existen cuestionamientos sobre la calidad de los periodistas recién egresados, y estudios académicos sugieren que la posesión de un título no marca una diferencia sustancial en el desempeño práctico. Pero también los medios locales, fundamentales para el pluralismo y la identidad comunitaria, dependen en gran medida de la labor de estos profesionales empíricos.
Estas posturas proteccionistas contrastan con una paradoja notable en el sector. Existe una queja recurrente en las salas de redacción sobre la "deficiente calidad" de las nuevas cohortes de periodistas titulados que llegan a realizar sus prácticas o a trabajar como colaboradores.
Se les critica por su superficialidad, falta de reflexión, escasa formación general y por estar "desactualizadas". Un estudio de la Universidad de Chile incluso sugiere que poseer o no el título universitario "no traería ventajas ni desventajas en el desempeño práctico del periodismo", y que en la práctica, la formación académica completa "no hace mayor diferencia" en los resultados del trabajo de los periodistas.
Los periodistas recién titulados también enfrentan desafíos significativos, como el subempleo (trabajar uno o dos días a la semana como periodista), bajas remuneraciones (especialmente en regiones, donde el 80,6% gana menos de $400.000 brutos mensuales), y una percepción de falta de herramientas para desarrollarse en otras áreas, lo que implica una "inversión personal, familiar y social perdida en formación profesional".
Esta situación crea una contradicción evidente entre el discurso del gremio periodístico, que defiende el carácter universitario de la carrera, y la realidad del medio, donde los propios jefes de medios contratan personal no titulado o con formación incompleta, sin que sus resultados difieran de los de sus colegas titulados.
Esta paradoja sugiere que el actual énfasis rígido en el título universitario como único punto de entrada legítimo al periodismo en Chile podría ser contraproducente. No solo margina a profesionales experimentados sin título, sino que tampoco aborda las deficiencias percibidas en la formación académica formal para preparar a los egresados para las realidades del mercado laboral, incluyendo la precariedad. Esto implica que un enfoque más flexible e inclusivo, que reconozca diversas formas de competencia y aprendizaje, podría mejorar la calidad general, la adaptabilidad y la confianza pública en la fuerza laboral periodística.
La contribución de los profesionales de la prensa sin título universitario es un componente esencial, aunque a menudo subestimado, del ecosistema mediático chileno. Su labor es particularmente relevante en ciertos segmentos de la industria, donde su conocimiento empírico y su arraigo comunitario les confieren una ventaja distintiva.
Los medios de comunicación masiva desempeñan un papel de creciente importancia en las sociedades modernas, actuando como un recurso de poder, un instrumento de influencia, control e innovación, y la principal fuente de información esencial para el funcionamiento social. En el contexto democrático, los medios son fundamentales, funcionando como "vigilantes del poder político" y contribuyendo a una ciudadanía informada, lo que es una condición indispensable para el funcionamiento de la democracia.
Dentro de este panorama, la prensa local es considerada "más necesaria que nunca". Su valor radica en su capacidad para aportar contenido de calidad y contar historias que verdaderamente importan a la gente desde la cercanía y la credibilidad. Los medios locales informan sobre el acontecer del barrio, las juntas sociales, las actividades cotidianas y el deporte aficionado, generando una valoración de la identidad cultural representada. A diferencia de los medios nacionales, a menudo enfocados en intereses comerciales y noticias generalistas, la prensa local se distingue por su trabajo de proximidad con la comunidad, involucrando a una variedad de actores sociales que se identifican con el sector que representan. Además, se percibe que los medios locales son menos propensos a la difusión de "fake news" debido a su enfoque comunitario.
En muchos contextos locales, los periodistas empíricos o sin título desempeñan un papel indispensable. Son ellos quienes a menudo cubren los eventos comunitarios, los deportes locales y las historias de la vida diaria que los grandes medios nacionales, impulsados por lógicas comerciales, tienden a pasar por alto. En efecto, funcionan como "facilitadores culturales entre los ciudadanos y las instituciones" dentro de sus comunidades. La función vital de los medios locales, frecuentemente sostenida por periodistas empíricos, contribuye directamente a la salud democrática al asegurar que los ciudadanos estén adecuadamente informados a nivel comunitario.
La regularización de estos profesionales no solo reconocería formalmente sus contribuciones existentes, a menudo indispensables, sino que también fortalecería significativamente el ecosistema de los medios locales.
Este sector, descrito como "el más afectado... pero también el más emocionante, porque es donde se produce la innovación", sugiere que formalizar el estatus de estos profesionales podría impulsar una mayor innovación y resiliencia en un segmento crucial, aunque vulnerable, del panorama mediático.
Régimen legal y acciones de regulación
El marco legal que rige el ejercicio del periodismo en Chile se encuentra principalmente en la Ley Nº 19.733, "Sobre Libertades de Opinión e Información y Ejercicio del Periodismo". Esta ley establece en su Artículo 5º una definición dual de quiénes son considerados periodistas: "Son periodistas quienes estén en posesión del respectivo título universitario, reconocido válidamente en Chile, y aquéllos a quienes la ley reconoce como tales".
La primera parte de esta definición prioriza la titulación universitaria, mientras que la segunda, "aquellos a quienes la ley reconoce como tales", es una cláusula crucial que abre una vía legal para el reconocimiento formal de profesionales sin título, siempre y cuando se promulgue legislación específica que defina dicho reconocimiento.
La Ley 19.733 también consagra derechos fundamentales como la libertad de emitir opinión y la de informar sin censura previa, reconociéndolos como un derecho fundamental de todas las personas. Además, subraya la importancia del pluralismo en el sistema informativo para favorecer la expresión de la diversidad social, cultural, política y regional del país.
Estos principios de libertad de expresión y pluralismo implican un apoyo implícito a un enfoque más amplio e inclusivo sobre quién puede practicar el periodismo. La inclusión de la frase "aquellos a quienes la ley reconoce como tales" en el Artículo 5º no es una omisión, sino una disposición legal deliberada que permite la flexibilidad necesaria para integrar diversas formas de reconocimiento profesional.
Esta cláusula es el pilar legal sobre el cual se puede construir cualquier propuesta integral de regularización, transformando el debate de una exclusión estricta a una definición de cómo la ley puede reconocer vías alternativas, lo que podría, en última instancia, enriquecer la diversidad mediática y el pluralismo, en consonancia con los objetivos explícitos de la propia ley.
Actualmente en Chile no existe un requisito legal de título universitario para ejercer el periodismo. El Decreto Ley 17.604 (1970) y la Ley 19.733 (2001) protegen la libertad de prensa sin colegiación obligatoria. De hecho la jurisprudencia internacional lo reafirma cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha declarado incompatible con la Convención Americana “la colegiación obligatoria de periodistas, en cuanto impida el acceso de cualquier persona [a los medios] para expresarse”. En esa línea, la Ley 19.733, en su Art. 8, reconoce el rol de “quien ejerce la actividad periodística” sin limitarlo a los titulados.
A pesar de esto, se han presentado iniciativas legislativas recientes que reavivan el conflicto. En 2023 la Cámara discutió un proyecto de ley de seguridad para periodistas, promovido por Nathalie Castillo (ex–Colegio de Periodistas), que amplía el término “trabajador de las comunicaciones”. Entre sus efectos colaterales, este proyecto legitimaría formalmente a los “rifleros”, ya que reconoce derechos de protección sin exigir título.
Paralelamente, hubo un polémico proyecto (presentado por el Colegio de Periodistas) para declarar ejercicio exclusivo de profesionales titulados, que provocó rechazo masivo: según El Periodista, su presidente Jorge Donoso advirtió que tal norma “termina con esta profesión como actividad exclusiva de quienes tienen un título profesional”. Cientos de periodistas firmaron cartas públicas oponiéndose a restringir el acceso.
En resumen, la regulación oficial actual tiende a la apertura: legalmente no se exige diploma, y propuestas de licenciar la profesión han sido cuestionadas por violar la libertad de expresión.
Sin embargo, existe un consenso en reforzar la formación y seguridad en el oficio, sobre todo en regiones, sin anular el aporte de los no titulados.
En el ámbito comparado, la mayoría de los países democráticos no obliga a tener título para hacer periodismo. Por ejemplo, en Estados Unidos, Reino Unido o la Unión Europea no se requiere licencia profesional; la prensa suele autorregularse mediante códigos éticos.
Distinto de profesiones reguladas (médicos, abogados), el periodismo es protegido como libertad de expresión. De hecho, la Corte Interamericana señalaba que un esquema de licencias periodísticas “constituye una violación del derecho a la libertad de expresión”.
En América Latina no es común la colegiación obligatoria de periodistas. En España, existe el título de técnico superior en “Prensa y Radio” o “Audiovisuales”, pero su obtención no es requisito para trabajar en prensa escrita; del mismo modo, en Brasil o Argentina no hay exclusividad legal.
En cuanto a la formación técnica, algunos países poseen institutos superiores de comunicación, pero el rol de técnicos de prensa se informaliza.
En general, los estándares internacionales enfatizan que cualquier medida que restrinja arbitrariamente el ingreso a la labor periodística (ej. exigir título) contradice el derecho humano a la información.
Las asociaciones de periodistas (el Colegio de Periodistas, sindicatos y gremios) han protagonizado el debate. Tradicionalmente el Colegio ha defendido la formación universitaria como garantía de calidad ética, pero a la vez impulsa leyes de protección de prensa más amplias.
Por ejemplo, en el debate legislativo reciente sobre seguridad periodística, ex directivos del Colegio apoyaron reconocer legalmente a “trabajadores de las comunicaciones” sin diferenciar título.
No abundan testimonios públicos de los propios rifleros, quizá por la etiqueta peyorativa. Sin embargo, en ejercicios de formación profesional se admite su presencia: por ejemplo, en charlas sobre prensa regional suele mencionarse que decenas de asistentes técnicos o asistentes periodísticos (sin título) realizan coberturas locales.
Ellos destacan la importancia de la experiencia de campo y reclaman acceso a capacitación formal. Varios medios locales organizan talleres internos de periodismo para capacitar a su personal de planta no titulado. Líderes comunitarios suelen referir que sin estos colaboradores “la radio del pueblo” dejaría de existir, subrayando la necesidad de dignificar el oficio, sea con o sin título.
El Colegio de Periodistas de Chile (CPCh), fundado por la Ley 12.045, tiene como objetivo la "tuición, supervigilancia, perfeccionamiento y protección de la profesión de periodista". Actualmente, la colegiatura en el CPCh requiere la posesión del respectivo título universitario de "Periodista", no siendo suficiente el certificado de Licenciatura en Comunicación Social. Esta exigencia refleja una postura que prioriza la formación académica formal como requisito para el ejercicio profesional.
Sin embargo, es fundamental destacar un precedente histórico significativo: la Ley 12.045, en sus artículos transitorios, permitía que las personas inscritas en los registros del Colegio antes del 6 de abril de 1978 mantuvieran su inscripción a pesar de no poseer un título universitario. Este hecho demuestra una voluntad pasada de reconocer la experiencia por encima de la educación formal.
El CPCh, en sus declaraciones, enfatiza la importancia de un "periodismo de calidad" como fundamental para la democracia y la ciudadanía. No obstante, esta postura ha sido objeto de críticas. Algunos comentaristas acusan al Colegio de "proteccionismo" y de intentar "anular" a columnistas reconocidos en lugar de enfocarse en mejorar las condiciones para todos los periodistas, independientemente de sus cualificaciones formales.
La existencia de un precedente histórico de reconocimiento de periodistas sin título, en contraste con la rigidez actual del Colegio, pone de manifiesto que su postura no es inmutable, sino una elección política.
Esta contradicción interna subraya la tensión entre una inclusividad histórica y una exclusividad contemporánea. Este precedente proporciona un argumento sólido para reevaluar la estricta exigencia de titulación actual. Demuestra que el Colegio puede adaptar sus criterios para ser más inclusivo sin comprometer su misión declarada de promover el "periodismo de calidad". Cualquier propuesta de regularización debería aprovechar esta flexibilidad histórica y abordar la aparente desconexión entre los objetivos fundacionales del Colegio y sus prácticas actuales, buscando una entidad profesional más representativa y adaptable.
El Sistema Interamericano de Derechos Humanos ha sido categórico en su postura: la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ha establecido reiteradamente que la exigencia de un título universitario para el ejercicio del periodismo es incompatible con el derecho a la libertad de expresión. En su Opinión Consultiva OC-5/85, la Corte afirmó que el periodismo es la "manifestación primaria y principal de la libertad de expresión" y, por lo tanto, no puede estar condicionada por requisitos académicos.
El énfasis se pone en la responsabilidad ulterior, es decir, la rendición de cuentas por la conducta periodística después de la publicación, en lugar de la censura previa o las restricciones sobre quién puede ejercer.
El caso de Brasil es un ejemplo concreto de esta tendencia. En 2009, el Supremo Tribunal Federal de Brasil derogó la exigencia obligatoria de un título universitario para los periodistas, una medida que databa de la dictadura militar. La decisión se basó en el argumento de que tal requisito vulneraba las libertades constitucionales de expresión e información. El tribunal subrayó que, si bien la formación académica es valiosa, la competencia y la eficacia periodística no dependen exclusivamente de un diploma.
En contraste, el caso de Ecuador ilustra los problemas derivados de la titulación obligatoria. El requisito de titulación (Artículo 42 de la Ley Orgánica de Comunicación) ha sido calificado como una "restricción ilegítima" a la libertad de expresión y, potencialmente, una forma de "censura previa". La posibilidad de sanciones penales por el ejercicio ilegal de la profesión (Artículo 330 del Código Orgánico Integral Penal) crea un efecto "disuasivo" o intimidatorio, limitando la actividad periodística y el derecho del público a recibir información.
En cuanto al reconocimiento del conocimiento empírico, algunos países han implementado mecanismos para formalizar el aprendizaje y la experiencia previa. En Colombia, por ejemplo, la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) ha establecido condiciones para reconocer los "saberes" y la experiencia profesional de periodistas empíricos, facilitando así su acceso a la formación profesional continua. De manera similar, Bolivia ha certificado a profesionales empíricos en diversas áreas, incluyendo el periodismo.
La postura consistente de la Corte IDH, respaldada por decisiones de tribunales supremos nacionales como el de Brasil, establece un estándar legal internacional robusto: la titulación universitaria obligatoria para periodistas constituye una violación del derecho a la libertad de expresión. Esto eleva el debate de una cuestión puramente profesional a un asunto de derechos humanos. El argumento central es que tales requisitos actúan como una forma de censura previa al limitar quién puede informar al público, infringiendo así el derecho del público a recibir información diversa. Las experiencias internacionales ofrecen lecciones claras para Chile.
La tendencia predominante a nivel global enfatiza la libertad de expresión y de información por encima de la profesionalización obligatoria a través de títulos universitarios exclusivos. El foco de la regulación debe pasar de las restricciones previas sobre quién puede ejercer a la responsabilidad post-publicación y la rendición de cuentas por la conducta periodística.
La implementación de mecanismos formales de Reconocimiento de Aprendizajes Previos (RAP) o Reconocimiento de Competencias Adquiridas (RCA) puede proporcionar vías legítimas para que profesionales experimentados obtengan reconocimiento formal sin necesidad de cursar una carrera universitaria completa.
Para Chile, esto implica que cualquier esfuerzo de regularización no debe interpretarse como una disminución de los estándares, sino como una redefinición de cómo se garantizan la calidad y la responsabilidad de manera más inclusiva.
Esto podría implicar el fortalecimiento de directrices éticas, la promoción de mecanismos sólidos de autorregulación y el establecimiento de marcos legales claros para la rendición de cuentas que se apliquen universalmente a todos los profesionales, independientemente de su formación académica. Este cambio de paradigma fomentaría un entorno mediático más inclusivo, dinámico y, en última instancia, más creíble.
La academia chilena ha contribuido significativamente al entendimiento del campo periodístico, incluyendo la formación y las percepciones sobre la profesión. Si bien la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC Santiago) realiza una extensa investigación en comunicaciones, los estudios más directamente relevantes sobre la situación de los periodistas no titulados provienen de otras instituciones, en particular de la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Un estudio empírico seminal realizado por Menanteau en 1967, de la Universidad de Chile, analizó a 235 periodistas en Santiago. Los resultados de esta investigación revelaron que no existía una "mayor diferencia" en el desempeño práctico del periodismo entre aquellos que poseían un título universitario y los que no. El estudio concluyó que los roles ocupacionales objetivos y las percepciones de desempeño entre los periodistas, independientemente de su formación académica, se acercaban a una "evidente profesionalización". Este hallazgo desafía directamente la premisa de que un título universitario es un requisito indispensable para una práctica periodística competente.
Las investigaciones de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), lideradas por la profesora Claudia Mellado y su equipo, han aportado valiosos datos sobre las percepciones de los estudiantes de periodismo y el estado del ecosistema mediático:
· El estudio de 2015, "Estudiantes de periodismo en Chile: Percepción sobre la profesión, futuro laboral y desempeño de los medios", indicó que los estudiantes perciben amenazas significativas para la profesión, vinculadas a influencias políticas, económicas y a una débil formación ética.
· El informe de 2019, "Imaginarios sobre Periodismo en Chile Antes y Después del Estallido Social", co-escrito por Daniela Lazcano-Peña, reveló que los estudiantes de periodismo de la PUCV Valparaíso cuestionaban críticamente el rol social de los medios tradicionales. Percibían una complicidad entre los medios y las élites políticas y económicas, y una desconexión con la ciudadanía. De manera crucial, estos estudiantes valoraban positivamente el surgimiento de nuevos espacios periodísticos digitales e independientes como alternativas para un periodismo con mayor compromiso ciudadano.
· El "Informe Nacional sobre Periodistas y Redes Sociales 2019" (Mellado y Ovando) analizó el uso de Twitter e Instagram por parte de periodistas de medios nacionales chilenos, destacando su adaptación a las plataformas digitales y las estrategias para interactuar con diversas audiencias.
· El "Informe 2024 Consumo de Noticias y Evaluación del Periodismo en Chile" (PUCV Valparaíso) reportó un alto interés y consumo declarado de noticias por parte de las audiencias chilenas, pero también una insatisfacción significativa con el desempeño de los medios, percibiendo que no cumplen a cabalidad con funciones periodísticas importantes. El estudio también destacó la alta concentración de la propiedad de los medios en Chile y una caída en la inversión publicitaria en medios tradicionales.
Los hallazgos acumulados de estos estudios refuerzan el argumento de que la experiencia práctica, las habilidades demostradas y un sólido compromiso ético son primordiales para un periodismo eficaz, y que estos atributos pueden tener un peso mayor que la sola dependencia de las credenciales académicas formales.
La investigación subraya la necesidad apremiante de una fuerza laboral periodística más adaptable, receptiva y diversa, capaz de enfrentar el panorama mediático en rápida evolución y las demandas públicas de información creíble, centrada en la comunidad y éticamente sólida. La valoración positiva que los estudiantes de periodismo otorgan a los nuevos espacios periodísticos digitales e independientes se alinea directamente con los ámbitos en los que muchos profesionales sin título prosperan. Esto sugiere una sinergia natural y un futuro prometedor para estos profesionales dentro de un sistema formalizado, que podría beneficiarse enormemente de su experiencia y cercanía con las audiencias.
Propuestas de regulación y formación
Actualmente, existe una iniciativa legislativa relevante, el Boletín 14964-24, que busca regular la protección de "periodistas y personas trabajadoras de las comunicaciones". Este proyecto de ley ha avanzado significativamente en el proceso legislativo, habiendo sido aprobado por la Cámara de Diputadas y Diputados y encontrándose ahora en segundo trámite constitucional en el Senado.
El alcance de este proyecto de ley es amplio, ya que no solo se enfoca en los periodistas titulados, sino que extiende la protección a todos los "trabajadores de las comunicaciones". Su objetivo es salvaguardar a estos profesionales de diversas formas de agresión, incluyendo violencia física, intimidación, amenazas, detenciones ilegales o arbitrarias, y censura.
La propuesta contempla un aumento de las sanciones para delitos como amenazas u homicidios cometidos contra periodistas y sus familias en razón del ejercicio de sus funciones.
Además de la protección, el proyecto incorpora medidas para aumentar la transparencia en los medios de comunicación social, exigiendo la publicación de información sobre su propiedad, financiamiento y reuniones con altas autoridades, y promoviendo la equidad de género en sus estructuras.
La inclusión explícita de "trabajadores de las comunicaciones" en el proyecto de ley es un desarrollo significativo. Este lenguaje más amplio establece un precedente crucial para el reconocimiento y la extensión de derechos y protecciones a un grupo más vasto de profesionales, más allá de aquellos con un título formal.
Aunque esta ley no aborda directamente la regularización del estatus legal para ejercer el periodismo sin título, su enfoque inclusivo sienta las bases para futuras discusiones sobre la formalización. Esta tendencia legislativa, que ya ha sido aprobada por la Cámara de Diputados y avanza en el Senado, puede ser estratégicamente utilizada como un paso fundamental para argumentar a favor de una regularización profesional completa, ya que reconoce implícitamente la contribución social y la vulnerabilidad de una categoría más amplia de trabajadores de los medios.
La incorporación de medidas de transparencia y equidad de género también indica una modernización de la regulación mediática que podría acoger estándares profesionales más inclusivos.
Para regularizar y dignificar el ejercicio periodístico de los “no periodistas” se pueden combinar acciones de política pública, diseño educativo y ley específica:
Políticas Públicas: Se debería reconocer legalmente la figura del trabajador de prensa sin título, dándole derechos laborales y de seguridad equivalentes a los titulados. Por ejemplo, incluir en la legislación laboral y en las licitaciones públicas la categoría “colaborador de medios” o “asistente periodístico” con acceso a prestaciones sociales (salud, pensiones).
El Estado puede fomentar becas y cursos gratuitos de periodismo técnico en zonas apartadas, a través de museos, municipalidades o el Ministerio de Culturas. También conviene otorgar subvenciones condicionadas a que medios locales contraten comunicadores con mínimo entrenamiento (título técnico o participación en talleres), incentivando así la profesionalización.
Proyecto de Ley de Reconocimiento:
Se debería presentar un proyecto para modificar la Ley de Prensa y afines. La idea no es restar derechos a los periodistas titulados, sino ampliar marcos legales de profesionalidad. Por ejemplo, reformar la Ley 19.733 para definir que el “ejercicio del periodismo” incluye tanto a comunicadores titulados como a los capacitados técnicamente o empíricamente, descartando exclusividades tal como ya se hizo hace algunos años en Chile y se hace en otros países.
Un Sistema Nacional de Reconocimiento de Aprendizajes Previos (RAP) o Reconocimiento de Competencias Adquiridas (RCA) específicamente diseñado para el ámbito del periodismo puede ser una interesante propuesta pero debe estar debidamente regulada para evitar vicios y abusos.
Este sistema ofrecería una vía formal para que individuos que han desarrollado habilidades y experiencia periodística a través de medios no tradicionales (por ejemplo, autoaprendizaje, medios comunitarios, práctica prolongada e informal) obtengan una acreditación oficial.
Los criterios de evaluación de este sistema deberían incluir la valoración de la experiencia práctica verificable (años de trabajo comprobable, portafolio de trabajos publicados, impacto demostrado en la comunidad), y la evaluación de la comprensión teórica de la ética periodística, la legislación aplicable y los estándares profesionales, a través de exámenes o entrevistas estructuradas.
Este enfoque se inspira en modelos exitosos implementados en otros países. Por ejemplo, en Colombia, la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) ha establecido un acuerdo para reconocer los "saberes" y la experiencia profesional de periodistas empíricos, facilitando así su acceso a la formación profesional continua.
De manera similar, Bolivia ha certificado a profesionales empíricos en diversas áreas, incluyendo el periodismo. La existencia de profesionales altamente calificados sin título y la implementación exitosa del reconocimiento de conocimientos empíricos en otros países indican un importante reservorio de talento actualmente no reconocido. La implementación de un sistema RAP/RCA formalizaría esta experiencia informal.
Esto va más allá de simplemente otorgar un título; implica integrar a estos profesionales en el sistema formal, otorgándoles así acceso a protecciones legales, oportunidades de desarrollo profesional y, potencialmente, mejores condiciones laborales, de las que actualmente carecen.
Al formalizar su estatus, estas políticas legitimarían un segmento sustancial de la fuerza laboral periodística, particularmente en los medios locales e independientes, fomentando un mayor pluralismo y diversidad de voces. También abordarían directamente la "paradoja de la profesionalización" al reconocer explícitamente que la competencia puede adquirirse a través de diversas vías, no solo a través de las rutas académicas tradicionales, lo que conduciría a un ecosistema mediático más equitativo y eficaz.
Titulación Intermedia
La creación de una titulación intermedia oficial propone la creación de un registro voluntario de “Técnicos en Comunicación Social”, con beneficios como acceso a créditos blandos o capacitación estatal. El proyecto de ley también puede exigir a medios (especialmente locales) dedicar un porcentaje de horas a periodistas o asistentes con formación técnica, garantizando oportunidades laborales.
Además, el nuevo texto legal debe respaldar la libertad de prensa, aclarando que nadie será fiscalizado por ejercer sin título, pero obligando a medios a cumplir un código deontológico (para todos sus trabajadores, titulados o no).
En síntesis, la norma propuesta reconoce dos vías de profesionalización (universitaria y técnica) y regula su ejercicio en igualdad de condiciones.
Esto debiera sentar un marco jurídico claro: cualquier persona puede informar, pero bajo altos estándares éticos y valóricos y con protección del Estado.
Carrera Técnica en Comunicación Periodística:
Crear un programa de Educación Superior Técnico (2-3 años) en “Comunicación o Periodismo Técnico” en institutos profesionales.
La malla curricular tendría cursos básicos de redacción periodística, reporteo, ética y leyes de prensa, edición digital y audiovisual, fotografía de noticia, locución radial, y prácticas en medios. Debería incluir un taller de informática aplicada (Manejo de redes sociales, CMS periodístico, video streaming) y un internado obligatorio en un medio local.
De este modo, se formaría una nueva clase de “Técnicos en Comunicación”, capaces de apoyar a periodistas profesionales. Estos titulados podrían desempeñarse en radios locales, canales municipales, medios escolares o prensa institucional, con formación formal aunque no a nivel licenciado.
El currículo ideal combinaría teoría periodística (noticias, géneros, ética) y habilidades prácticas (manejo de cámaras, edición de audio/video, infografía básica), reforzado con prácticas supervisadas. Instituciones como Duoc UC, IP Chile, Aiep o universidades con sede regional podrían ofrecer este diploma, reconociendo además experiencia laboral previa (rutas flexibles para rifleros veteranos).
La creación de una carrera técnica en periodismo en Chile representa una oportunidad para formalizar y profesionalizar a un segmento importante de la fuerza laboral mediática, ofreciendo una vía de acceso estructurada y adaptada a las necesidades del mercado.
La justificación para una carrera técnica en periodismo radica en varias necesidades del mercado laboral y del ecosistema mediático chileno. Existe una demanda de profesionales con habilidades prácticas sólidas, que a menudo no son plenamente cubiertas por la formación universitaria tradicional, la cual a veces es criticada por la "deficiente calidad" de los recién egresados en aspectos prácticos. Los periodistas empíricos ya demuestran que el desempeño práctico no difiere significativamente con o sin título universitario. Una carrera técnica podría cerrar esta brecha, ofreciendo una formación más directa y orientada a la producción de contenidos.
La viabilidad de esta propuesta se sustenta en la existencia de programas técnicos en comunicación en Chile y carreras de periodismo en modalidad online que ya reconocen el ingreso de técnicos de nivel superior afines. Esto demuestra que hay una infraestructura y una demanda para modelos educativos más flexibles y accesibles.
El perfil de egreso de un Técnico en Periodismo debería enfocarse en un profesional con una sólida base en habilidades prácticas, estándares éticos rigurosos, dominio de herramientas digitales y un fuerte compromiso con el periodismo local y la participación comunitaria. Este profesional estaría capacitado para elaborar y producir contenidos en diversos soportes y canales de comunicación, diseñar estrategias comunicacionales en organizaciones y medios, y desarrollar proyectos periodísticos, incluyendo el emprendimiento.
Se espera que el egresado sea capaz de fortalecer el concepto de noticia, manejar fuentes y sectores para el tratamiento informativo en múltiples formatos y plataformas, y aplicar criterios comunicacionales y periodísticos en entornos digitales y redes sociales.
Propuesta de Malla Curricular y Enfoque Pedagógico
El diseño curricular de una carrera técnica en periodismo debería ser intensivo en habilidades prácticas y relevante para las demandas actuales del mercado, incluyendo el entorno digital. La duración podría ser de 4 a 6 semestres (2 a 3 años), con un fuerte énfasis en talleres y proyectos.
Los ejes temáticos clave incluirían:
· Fundamentos del Periodismo y la Comunicación: Teoría básica, ética y responsabilidad social del periodismo, derecho de la información.
· Producción de Contenidos: Redacción periodística (noticia, crónica, reportaje), géneros y tendencias periodísticas.
· Periodismo Multiplataforma: Producción de contenidos escritos, sonoros (radio, podcast), audiovisuales (televisión, video) y multimedia.
· Tecnologías Digitales y Nuevos Medios: Periodismo digital, transmedia e inmersivo, manejo de redes sociales, arquitectura de la información digital, fact-checking y verificación de datos.
· Investigación y Fuentes: Fundamentos de la investigación social y periodística, manejo de fuentes.
· Comunicación Estratégica y Organizacional: Planificación y gestión de estrategias de comunicación, comunicación interna y externa.
· Contexto Social y Cultural: Análisis de la actualidad nacional e internacional, historia y análisis de la realidad social.
· Ética Profesional: Incorporar bases sólidas de ética y valores profesionales que tiendan a evitar justamente los cuestionamientos que hasta ahora se generan.
El enfoque pedagógico debe ser eminentemente práctico y basado en proyectos, simulando entornos de trabajo reales. Se recomienda la inclusión de prácticas profesionales extensas (por ejemplo, 480 horas o 3 meses continuos) en medios de comunicación o instituciones. La metodología debería promover el aprendizaje autónomo, la interacción con tutores expertos y el aprendizaje colaborativo a través de foros de debate.
Elementos Clave para el Diseño Curricular de una Carrera Técnica en Periodismo
ÁREA CURRICULAR | MÓDULOS/ASIGNATURAS PROPUESTAS | HABILIDADES A DESARROLLAR | RELACIÓN CON EL PERIODISMO EMPÍRICO |
Fundamentos | Teoría de la Comunicación, Ética y Deontología Periodística, Derecho de la Información y Medios | Comprensión del rol social del periodismo, marco legal y ético. | Formaliza conocimientos éticos y legales ya aplicados empíricamente. |
Redacción y Géneros | Redacción Periodística (Básica y Avanzada), Géneros Periodísticos (Noticia, Crónica, Reportaje, Entrevista, Opinión) | Escritura clara, concisa y efectiva; dominio de estructuras narrativas. | Perfecciona la expresión escrita y la aplicación de géneros periodísticos. |
Producción Multiplataforma | Periodismo Gráfico y Digital, Producción Sonora (Radio/Podcast), Producción Audiovisual (TV/Video), Producción Multimedia | Creación de contenidos para diversos formatos y plataformas (texto, audio, video, interactivo). | Adapta la experiencia empírica a las herramientas y lógicas digitales y multiplataforma. |
Investigación y Verificación | Técnicas de Investigación Periodística, Fact-Checking y Verificación de Datos, Manejo de Fuentes de Información | Recopilación, análisis y verificación de información; desarrollo de fuentes. | Sistematiza y profesionaliza las habilidades de investigación y verificación de hechos. |
Digital y Redes Sociales | Periodismo Digital, Gestión de Redes Sociales, Arquitectura de la Información Digital, SEO para Periodistas | Uso estratégico de plataformas digitales; optimización de contenidos para la web. | Ofrece herramientas avanzadas para el ejercicio periodístico en el entorno digital. |
Contexto y Sociedad | Análisis de la Actualidad Nacional/Local, Historia del Periodismo, Sociología de los Medios | Comprensión profunda del entorno social, político y cultural; contextualización de la información. | Proporciona un marco teórico y contextual para la práctica periodística. |
Comunicación Estratégica | Comunicación Organizacional, Relaciones Públicas Básicas, Emprendimiento Periodístico | Planificación de comunicaciones; gestión de proyectos; desarrollo de iniciativas propias. | Abre nuevas vías de desarrollo profesional y emprendimiento para los periodistas. |
Práctica Profesional | Práctica en Medios Locales/Nacionales, Proyectos Periodísticos Integradores | Aplicación de conocimientos en entornos reales; desarrollo de portafolio. | Integra la experiencia práctica con la formación académica, facilitando la inserción laboral. |
Articulación con la Formación Universitaria y el Mercado Laboral
La eventual carrera técnica y/o la profesionalización del periodista empírico o autodidacta, debe concebirse con vías claras de articulación con las carreras universitarias de periodismo. Esto permitiría a los egresados o beneficiados de la formación técnica o del reconocimiento según sea el caso, convalidar asignaturas y/o experiencia y continuar sus estudios para obtener un título universitario, si así lo desean. Esta flexibilidad es crucial para ofrecer progresión profesional y evitar la creación de un "techo" para los técnicos.
Se debe fomentar la colaboración activa entre los institutos profesionales, las universidades y la industria de los medios. Esta sinergia garantizaría que los planes de estudio sean pertinentes a las demandas del mercado laboral y que los egresados técnicos cuenten con oportunidades de empleo. Esta articulación crearía una "tubería" profesional más flexible y con múltiples puntos de entrada, permitiendo a los individuos con talento y experiencia, independientemente de su punto de partida educativo, contribuir plenamente al periodismo chileno.
Propuesta de Proyecto de Ley
Para consolidar la regularización de los profesionales de la prensa sin título, es indispensable una reforma legislativa que modifique la Ley 19.733 y establezca un marco legal claro para la carrera técnica y el reconocimiento de la experiencia.
Modificaciones a la Ley 19.733
Se propone modificar el Artículo 5º de la Ley 19.733 para definir explícitamente a "aquellos a quienes la ley reconoce como tales". Esta definición debería incluir a:
· Personas que hayan obtenido el reconocimiento de sus saberes y experiencia a través del Sistema Nacional de Reconocimiento de Aprendizajes Previos (RAP/RCA) propuesto.
· Egresados de la carrera técnica ligada al periodismo que se cree.
Además, se debe asegurar que las protecciones legales contempladas en el proyecto de ley Boletín 14964-24, que regula la seguridad de periodistas y trabajadores de las comunicaciones, se extiendan de forma explícita y sin ambigüedades a todos los trabajadores de las comunicaciones reconocidos bajo esta nueva definición, garantizando su seguridad y el libre ejercicio de su labor. Se deben reforzar las disposiciones sobre pluralismo y transparencia, como la obligación de informar sobre la propiedad, el financiamiento y la equidad de género en los medios.
Marco Legal para la Carrera Técnica y el Reconocimiento de Experiencia
La propuesta de ley debe establecer el marco legal para la creación y operación de la carrera técnica ligada al periodismo dentro del sistema de educación superior chileno. Esto incluiría:
· Definición de los requisitos para la acreditación de estos programas.
· Establecimiento de un título de "Técnico en Periodismo" o similar.
· Reconocimiento de la validez de este título para el ejercicio profesional en ciertos ámbitos.
Asimismo, la ley debe codificar legalmente el Sistema Nacional de Reconocimiento de Aprendizajes Previos (RAP/RCA), detallando:
· Los organismos responsables de su implementación y supervisión.
· Los criterios y procedimientos para la evaluación y certificación de la experiencia y los saberes.
· La validez legal de las certificaciones obtenidas a través de este sistema.
Disposiciones sobre Ética, Responsabilidad y Colegiación
Para asegurar la calidad y la credibilidad del periodismo, la propuesta de ley debe:
· Establecer un código de ética universal aplicable a todos los profesionales de la prensa, independientemente de su vía de reconocimiento incluso extensible a quienes no obtengan este reconocimiento o calificación. Este código debería ser desarrollado en consulta con gremios, academia y la sociedad civil.
· Fortalecer los mecanismos de responsabilidad ulterior (post-publicación), en línea con los estándares internacionales de libertad de expresión. Esto implica que las sanciones por faltas éticas o delitos cometidos en el ejercicio periodístico deben ser claras, proporcionales y aplicables a todos los que ejercen la profesión, sin que la falta de título sea un eximente.
· En cuanto a la colegiación, la ley podría permitir la membresía voluntaria para todos los periodistas reconocidos, incluyendo a los técnicos y a aquellos con reconocimiento de experiencia. Esto se alinea con la tendencia internacional que desaconseja la colegiación obligatoria como requisito para el ejercicio del periodismo. Alternativamente, se podría explorar un modelo de colegiación dual que integre a estos nuevos profesionales, asegurando que el Colegio de Periodistas sea un organismo más representativo de la diversidad de la fuerza laboral mediática.
Propuesta de Modificaciones a la Ley 19.733 para la Regularización
ARTÍCULO ACTUAL DE LA LEY 19.733 | TEXTO ACTUAL (FRAGMENTO RELEVANTE) | PROPUESTA DE MODIFICACIÓN/ADICIÓN | JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVO |
Artículo 5º (Título II: Del ejercicio del Periodismo) | "Son periodistas quienes estén en posesión del respectivo título universitario, reconocido válidamente en Chile, y aquéllos a quienes la ley reconoce como tales." | Modificación: "Son periodistas quienes estén en posesión del respectivo título universitario, reconocido válidamente en Chile; aquéllos que hayan obtenido la certificación de competencias periodísticas a través del Sistema Nacional de Reconocimiento de Aprendizajes Previos (RAP/RCA) establecido por ley; y los egresados de carreras técnicas de nivel superior en periodismo, debidamente acreditadas." | Ampliar la definición legal de periodista para incluir vías de reconocimiento basadas en la experiencia y la formación técnica, formalizando el estatus de los "no periodistas" y alineando la ley con la realidad del ejercicio y los estándares internacionales de libertad de expresión. |
Artículo 1º (Título I: Disposiciones generales) | "La libertad de emitir opinión y la de informar, sin censura previa, constituyen un derecho fundamental de todas las personas." | Adición/Refuerzo: Incluir una mención explícita a la importancia de la diversidad de voces y la inclusión de todos los profesionales de las comunicaciones en el ejercicio de este derecho fundamental, sin discriminación por su vía de formación. | Reforzar el principio de pluralismo y asegurar que la libertad de expresión se materialice a través de una fuerza laboral mediática diversa y representativa. |
Artículos relacionados con Protección (Ej. Proyecto de Ley Boletín 14964-24) | "Regula la protección de los periodistas y personas trabajadoras de las comunicaciones." | Aclaración/Detalle: Asegurar que las disposiciones de protección contra agresiones, amenazas, intimidación y censura se apliquen explícitamente a todas las personas que ejercen labores periodísticas o de comunicación, independientemente de su titulación formal, una vez que su estatus sea reconocido por ley. | Garantizar la seguridad y el libre ejercicio profesional de todos los que contribuyen al flujo de información, en línea con los estándares de derechos humanos y el espíritu de la ley de protección en curso. |
Artículo Nuevo (Título II o Título Nuevo) | N/A | Creación de un Título o Sección sobre "De la Formación Técnica y el Reconocimiento de la Experiencia Periodística": Establecer el marco legal para la carrera técnica en periodismo y el Sistema Nacional RAP/RCA, incluyendo sus objetivos, organismos responsables, criterios de evaluación y certificación. | Proporcionar el sustento legal para la creación de una vía de formación y reconocimiento formal para los profesionales de la prensa sin título, integrándolos al sistema educativo y profesional. |
Artículo Nuevo (Título II o Título Nuevo) | N/A | Creación de un Artículo sobre "Código de Ética y Responsabilidad Profesional": Establecer la obligación de un código de ética universal para todos los periodistas reconocidos, y fortalecer los mecanismos de responsabilidad ulterior por faltas éticas o delitos, aplicables a todos los que ejercen la profesión. | Asegurar la calidad, la credibilidad y la rendición de cuentas en el ejercicio del periodismo, promoviendo estándares profesionales elevados para toda la fuerza laboral mediática. |
Estas acciones conjuntas –políticas de estímulo, educación técnica formalizada y ajuste legal– regularizarían de manera realista la figura del “riflero”. Se pasaría de un estigma peyorativo a un reconocimiento profesional: un colaborador de prensa sin título sería visto como “técnico en comunicaciones” con capacitación y derechos propios. Así se fortalecería el flujo informativo local sin cerrar la puerta a nuevos talentos que, aún sin diploma, aportan en el periodismo nacional.
El Artículo 3º de la Ley 19.733 ya establece que el pluralismo en el sistema informativo favorecerá la expresión de la diversidad social, cultural, política y regional. Para cumplir este objetivo, se deben implementar políticas públicas que brinden apoyo específico a los medios locales y comunitarios. Esto podría incluir subsidios, incentivos fiscales y acceso preferencial a la publicidad estatal. Estos medios son espacios donde los profesionales sin título a menudo desempeñan un papel central e indispensable, proporcionando información vital y fortaleciendo la identidad comunitaria.
Además, es crucial desarrollar mecanismos regulatorios para mitigar la alta concentración de la propiedad de los medios en Chile, promoviendo un panorama mediático más diverso con líneas editoriales variadas. La investigación indica un alto interés público en las noticias, pero una baja satisfacción con el desempeño de los medios. Al regularizar a los profesionales sin título, especialmente a aquellos profundamente arraigados en las comunidades locales, el Estado apoyaría directamente el crecimiento y la sostenibilidad de medios diversos que satisfacen necesidades comunitarias específicas, contrarrestando así activamente la problemática tendencia de concentración mediática.
Esta política ampliaría el alcance de la libertad de expresión para el público, al garantizar el acceso a una gama más amplia de fuentes de información, y fortalecería la rendición de cuentas del poder al fomentar un ecosistema mediático más descentralizado y representativo.
Finalmente, se recomienda invertir en programas de alfabetización mediática para empoderar a los ciudadanos a evaluar críticamente la información, especialmente en un contexto de alta demanda de noticias pero baja confianza en los medios.
Es imperativo que las medidas de protección y seguridad se extiendan a todos los trabajadores de las comunicaciones, independientemente de su estatus académico. El proyecto de ley Boletín 14964-24, que ya avanza en el Senado, es un paso fundamental en esta dirección, al buscar regular la protección de "periodistas y personas trabajadoras de las comunicaciones".
Se debe asegurar que esta legislación, una vez promulgada, contemple explícitamente a los profesionales sin título en sus disposiciones de protección contra la violencia física, intimidación, amenazas, detenciones ilegales y censura. Un entorno seguro es esencial para el ejercicio de la libertad de expresión, y las agresiones contra cualquier trabajador de los medios limitan el derecho a la información de los ciudadanos.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido que el ejercicio periodístico solo puede realizarse libremente cuando quienes lo ejercen no son víctimas de amenazas o agresiones.
Por lo tanto, extender estas protecciones a todos los que contribuyen al flujo de información es un paso crucial para alinear la legislación chilena con los estándares internacionales de derechos humanos y fortalecer la democracia al garantizar que todas las voces puedan informar sin temor
El análisis exhaustivo de la situación de los profesionales de la prensa sin título universitario en Chile revela una realidad compleja y multifacética. A pesar de ser despectivamente llamados "rifleros" y de operar en un entorno legal que prioriza el título universitario, su contribución al ecosistema mediático, especialmente en los medios locales, es indispensable para el pluralismo y la conexión comunitaria. La paradoja de que la calidad del periodismo no siempre se correlaciona directamente con la posesión de un título, sumada a las críticas sobre la formación de los recién egresados y los desafíos laborales que enfrentan, subraya la necesidad de una reevaluación profunda del modelo de profesionalización actual.
El contexto internacional, con fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y decisiones de tribunales supremos en otros países, demuestra una clara tendencia hacia la desregulación de la titulación obligatoria, enfatizando que el periodismo es una manifestación de la libertad de expresión que no debe ser condicionada por requisitos académicos.
La experiencia de naciones que han implementado mecanismos de reconocimiento de saberes y experiencia empírica ofrece modelos concretos para Chile.
En este escenario, las recomendaciones finales se centran en una estrategia integral que busca formalizar, proteger y potenciar a todos los profesionales de la prensa, garantizando un periodismo de calidad, diverso y adaptable a los desafíos del siglo XXI:
1. Implementar un Sistema Nacional de Reconocimiento de Aprendizajes Previos (RAP/RCA) para el Periodismo: Crear una vía formal y transparente para que los profesionales con experiencia probada y habilidades demostradas obtengan una certificación oficial. Este sistema debe evaluar el portafolio de trabajo, la trayectoria y el conocimiento de la ética y el derecho periodístico, alineándose con las mejores prácticas internacionales.
2. Diseñar e Implementar una Carrera Técnica de Nivel Superior en Periodismo: Establecer un programa educativo de corta duración, enfocado en habilidades prácticas, periodismo multiplataforma, herramientas digitales, ética y derecho de la comunicación. Esta carrera ofrecería una vía de entrada estructurada para nuevos talentos y una oportunidad de formalización para periodistas empíricos, con posibilidades de articulación con programas universitarios.
3. Modificar la Ley 19.733 y el Marco Legal Asociado:
o Artículo 5º: Ampliar la definición de "periodista" para incluir explícitamente a quienes obtengan el reconocimiento RAP/RCA y a los egresados de la carrera técnica.
o Protección: Asegurar que las leyes de protección a los trabajadores de las comunicaciones cubran de manera inequívoca a todos los profesionales reconocidos, independientemente de su vía de formación.
o Marco Educativo: Crear el sustento legal para la carrera técnica y el sistema RAP/RCA dentro del sistema de educación superior.
o Ética y Responsabilidad: Establecer un código de ética universal y fortalecer los mecanismos de responsabilidad ulterior aplicables a todos los que ejercen el periodismo, sin que la falta de título sea un eximente.
4. Fomentar el Pluralismo y la Diversidad Mediática: Implementar políticas públicas de apoyo a los medios locales y comunitarios, que son espacios vitales para los periodistas empíricos. Abordar la concentración de la propiedad de los medios y promover la alfabetización mediática para fortalecer la demanda de información de calidad.
5. Revisar el Rol de los Gremios Profesionales: Alentar al Colegio de Periodistas de Chile y otros gremios a reevaluar sus requisitos de membresía, considerando modelos más inclusivos que reconozcan la diversidad de vías para adquirir competencias periodísticas, en línea con su propio precedente histórico y las tendencias internacionales.
La adopción de estas medidas no solo regularizaría la situación de miles de profesionales que ya contribuyen activamente al periodismo chileno, sino que también fortalecería la calidad, la diversidad y la credibilidad de los medios de comunicación en su conjunto.
Al reconocer y legitimar todas las formas de talento y experiencia, Chile puede construir un ecosistema mediático más robusto, representativo y resiliente, esencial para la salud de su democracia.
Francisco Javier Reinaldo Ovalle Reinoso
Periodista (empírico/autodidacta) Antecedentes del autor
Francisco Javier Reinaldo Ovalle Reinoso es un destacado comunicador y periodista autodidacta chileno con más de tres décadas de trayectoria en el ámbito de las comunicaciones, cuyo trabajo ha estado marcado por la vocación, la perseverancia y un fuerte compromiso con la ética periodística y el servicio público.
Inició su carrera en 1988 con tan solo 14 años en una de las emisoras más relevantes del Valle del Aconcagua, en la ciudad de Los Andes. Criado en el seno de una familia matriarcal y de profundas raíces populares, es hijo de una funcionaria pública y madre soltera, circunstancias que forjaron su carácter resiliente y su visión crítica del entorno social. Su formación escolar se desarrolló en una escuela pública, en un contexto nacional profundamente polarizado, lo que influyó en su temprano interés por los asuntos sociales y políticos.
Durante su juventud, exploró diversos caminos, incluyendo una vocación inicial por las Fuerzas Armadas, participando en instancias como la Escuela de Grumetes, la Pre-Militar, la Defensa Civil y el Curso Especial de Oficiales de Reserva del Regimiento Guardia Vieja. Sin embargo, su destino terminó consolidándose en las comunicaciones, ámbito al que ha dedicado la mayor parte de su vida.
Su formación académica ha transitado por distintas instituciones, incluyendo un paso por la Escuela de Teología de la Universidad Adventista de Chile en Chillán y estudios en el Instituto Tecnológico Nacional INTECNA de Santiago, que no pudo concluir debido al cierre de dicha institución. Posteriormente cursó Relaciones Públicas en la Universidad del Mar, estudios que tampoco logró finalizar debido al escándalo de corrupción que afectó a esa casa de estudios, siendo uno de los muchos estudiantes perjudicados por dicha situación.
A pesar de estos obstáculos, Ovalle Reinoso ha consolidado una sólida carrera en medios regionales y nacionales. Se ha desempeñado como Jefe de Prensa de Radio Bío-Bío en Valparaíso, editor fundador del Diario La Voz de Llay Llay, encargado de comunicaciones de la Municipalidad de Llay Llay y miembro del equipo de comunicaciones de la Gobernación Provincial de Valparaíso. También ha trabajado en medios como diario El Observador de Quillota y ha colaborado con diversas publicaciones y plataformas y medios nacionales e internacionales.
En paralelo, ha dictado talleres y charlas sobre periodismo en universidades y centros de estudios superiores, compartiendo su experiencia con nuevas generaciones de periodistas. Ha sido formador de decenas de estudiantes en práctica, a quienes ha incentivado permanentemente a seguir el camino del perfeccionamiento académico y la colegiatura profesional.
Actualmente, Francisco Ovalle Reinoso se desempeña como periodista en VLN Radio de Curicó, una de las emisoras más influyentes del periodismo local en la Región del Maule. Además, cursa la carrera de Trabajo Social en modalidad remota y ha completado diplomados en Gestión Pública y Gestión Cultural, lo que le ha permitido ampliar su campo de acción hacia iniciativas sociales y culturales.
En su rol de Gestor Cultural ha integrado diversas organizaciones comunitarias y culturales, como el Centro Cultural Vórtice de Viña del Mar, la Corporación Cultural Fraternidad de Molina, la Corporación Mark-Mason Chile (donde es encargado del área social y desarrollo cultural), y es uno de los fundadores de la Corporación Vive Tutuquén en Curicó. También ha asesorado a organizaciones de base y entidades culturales en las regiones de Valparaíso y del Maule.
Aunque no posee un título universitario en periodismo, es un férreo defensor del rol de la academia y de la necesidad de profesionalizar el ejercicio periodístico. Cree firmemente en la recuperación del rol ético y regulador de los colegios profesionales, especialmente del Colegio de Periodistas de Chile, como garantía para restaurar la confianza de la ciudadanía en los medios de comunicación.
Su trayectoria constituye un testimonio de compromiso, autodidaxia y vocación pública, que lo posiciona como una voz con autoridad moral y experiencia en la discusión sobre el ejercicio del periodismo en contextos sociales complejos y desafiantes.
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