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El Zorzal madrugador - (Ivo Morelli - (he vuelto)

  • Foto del escritor: Francisco Javier Ovalle Reinoso
    Francisco Javier Ovalle Reinoso
  • 13 dic 2021
  • 2 Min. de lectura

- Maestro, ¿por qué algunas personas aparentan ser lo que no son?

- Había una vez un zorzal que vivía en un nido en un árbol que estaba frente a un foco de luz. Todos los días el zorzalito, después de haber recorrido la ciudad buscando algún gusanito para comer, llegaba a su nido, se acicalaba las plumas y se quedaba contemplando el foco de luz hasta quedarse dormido. Sus amigos gorriones cuando lo visitaban, le contaban que había muchas luces esparcidas por la ciudad y que además había una gran luz que, cada ciertas noches, se veía grande y brillante en el cielo. Pero el zorzal no escuchaba a sus amigos, solo pensaba, “que afortunado soy, la luna aparece todos los días y lo hace justo frente a mi nido porque me ama” y así se quedaba dormido cantándole a su luna noche tras noche. Un día, en realidad una noche, el canto del zorzal no se escuchó, había quedado ciego de tanto mirar el foco de luz y fue tanta su pena que no volvió a cantar.




- ¿Que significa eso Maestro?

El foco de luz siempre fue y seguirá siendo un foco de luz, que el zorzal lo haya idealizado y se haya convencido de que era la luna, no es problema del foco, es problema del zorzal que nunca quiso ver la realidad.

A veces vemos brillar a algunas personas y las idealizamos, hasta que nos damos cuenta que su brillo es falso. Esas personas pueden creer que son la luna, pueden estar convencidas de que brillan como la luna, que iluminan como la luna, pueden incluso comportarse como la luna, pero siempre serán simples focos. No seas como el foco que se creyó luna y tampoco seas como el zorzal que se encandiló con ese falso brillo.

 
 
 

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