"Aprieta las riendas, cierra los ojos y salta, salta lo mas alto"
- Francisco Javier Ovalle Reinoso
- 13 dic 2021
- 3 Min. de lectura
Un 5 de febrero pero, en 1949, en el jardín de saltos del ya desaparecido Regimiento Coraceros de Viña del Mar, el Capitán Alberto Larraguibel montando al caballo Huaso, logró la hazaña mundial de obtener el récord de salto alto ecuestre, que hasta ahora no se ha podido batir en ninguna competencia oficial.
El libro "El Jinete Alado" del Historiador y periodista quillotano Roberto Silva Bijit , relata con detalles poco conocidos lo ocurrido.
La marca oficial dice 2 metros 47 centímetros, sin embargo el propio Larraguibel recordaría con posterioridad que en realidad Huaso había saltado 2 metros 52 o un poco mas. La razón era muy simple. El reglamento internacional dice que la altura se mide en la parte mas baja de las varas del salto. como las varas tenían mas de 7 metros de largo, se midió en la curvatura que se hizo al centro, pero "nosotros saltamos en la esquina donde las varas no estaban dobladas" habría reconocido el jinete.
Pero la Historia de Huaso es de verdad para no creerla.
Huaso nació como caballo de carreras fina sangre, hijo de un campeón argentino y una campeona inglesa, de hecho ganó algunas carreras, pero finalmente no rindió lo que se esperaba y fue vendido. Lo compró a título personal un Capitán de Ejercito de la Escuela de Caballería de Quillota. Este Capitán vio en el caballo que en esa época se llamaba "Faithfull" (Fiel), algunas características especiales para el deporte ecuestre. Sin embargo, el caballo era poco dócil, de un espíritu indomable y nunca pudo ser adiestrado con las técnicas tradicionales. Un día el caballo no respondió a las ordenes de un jinete y comenzó a retroceder peligrosamente donde se incrustó un fierro en una nalga lo que estuvo a punto de llevarlo al sacrificio. Un veterinario recomendó un tratamiento médico que podía eventualmente salvarlo, y así se hizo. Sin embargo, el caballo quedó con una secuela, algo así como una leve cojera. Finalmente el ejemplar fue adquirido por el Ejército y fue asignado su entrenamiento al entonces Teniente Alberto Larraguibel, quien comenzó un proceso de adiestramiento basado en la confianza y en el amor profundo al animal. Se le cambió el nombre y se le rebautizó como Huaso, porque había nacido en el sur de Chile y según dicen, "era porfiado, como los huasos sureños".
Si pudiéramos y fuera correcto humanizar a los animales, Huaso sin duda reflejaría el espíritu que todos en algún momento de la vida debiéramos tener. Enfrentarnos a las adversidades, basarnos en el amor y la confianza de quienes buscan lo mejor para nosotros y recompensar ese amor con nuestro mayor esfuerzo, incluso cuando cojeamos por las cicatrices de los golpes del pasado.
El resto de la historia ya es conocida. Huaso voló junto a su jinete para no solo dejar en Chile el único récord mundial, sino también para dejarnos para la posteridad, un tremendo ejemplo de valentía y coraje. Sus restos después de su muerte fueron sepultados en el patio central del Parque de la Ex Escuela de Caballería en Quillota hoy Regimiento Granaderos Escolta Presidencial. Allí hay una réplica del salto. Huaso tuvo un funeral oficial y fue despedido con los honores correspondientes.
Hay también un monumento que recuerda la hazaña, en el paseo costero de Viña del Mar, frente a lo que fue el desaparecido Regimiento Coraceros. Visítelo, párese a un costado del monolito, dimensione la altura del salto y reflexione en su propia vida, Cuando se cumplieron los 18 años de esa hazaña magnífica, una mujer también chilena, dió su ultimo salto. Un día 5 de febrero, pero de 1967, Violeta Parra, por voluntad propia como escribió una amiga, quiso irse de este mundo. Podemos estar o no de acuerdo con esa determinación, pero lo que es innegable es que ella, sobreponiéndose a la adversidad y saltando los obstáculos de su camino, había decidido hacía mucho tiempo atrás, tomar sus propias riendas y no permitir que otros la manejaran .
El binomio Huaso y Larraguibel se transformaron en una sola máquina perfecta, jinete y caballo, caballo y jinete, esa máquina voló para llegar a lo mas alto. Quizás la invitación sea precisamente a que nuestra vida se transforme en lo mismo, un binomio perfecto entre nuestro corazón y nuestra mente, entre lo espiritual y lo material dejándonos la enseñanza de ser Huaso y Jinete al mismo tiempo para alcanzar el éxito. ¿Cuanto estás dispuesto a volar siendo el jinete y llevando las riendas de su propia vida?
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