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"Muerte"

  • Foto del escritor: Francisco Javier Ovalle Reinoso
    Francisco Javier Ovalle Reinoso
  • 13 dic 2021
  • 2 Min. de lectura

"Muerte"

Hoy me quedé esperando, como un novio en el altar, como un enamorado adolescente, Bajo el atardecer de primavera, mirando el mar De etiqueta negra, vestido perfectamente

Como las sombras que me acompañan sin temor a naufragar desde niño, con camisa blanca con el alma pura Guantes y retazo de cuero blancos, con la mirada perdida en el horizonte de la duda.

Hoy me quedé esperando, esperaba que todo hubiese sido un error, y a eso me aferré, a la diminuta esperanza de que se hubiera equivocado de nombre, y que reconociera "me equivoqué"

Pero tampoco podía preguntar, porque sabia mi dirección, así no funciona esto, así son las reglas y las letra de la canción.

Hoy me quedé esperando, como si todo fuera una pesadilla y exigía una explicación Le dije a mi reflejo es lo mínimo que merezco ... y, desde lo profundo yo mismo me respondo, ¿de verdad lo merezco?.

Así entre cuestionamientos, entre poder dilucidar en que me equivoqué, Que hice mal o que no hice, porque además tampoco me lo dijeron para mejorar, allí me quedé,

Sumido lentamente en el letargo, mientras la luz se ocultaba y dejaba entrever, los tonos rojizos y anaranjados de la primavera frente al mar al atardecer.

Hoy me quedé esperando en la angustia de la pena. El dolor es inevitable, me repetía, y el sufrimiento una condena

Tanto halago y tanta grandilocuencia y al mismo tiempo desprecio e indiferencia,

Debe ser la dualidad de la vida – me dije – como tratando de encontrar consuelo.

Hoy me quedé esperando, mientras la oscuridad cubría la playa con su velo.

En el horizonte una tenue luz se apagó finalmente y dejó todo en tinieblas, para recorrer los tres caminos

La sal de la brisa marina inundó mis sentidos y palpando su sabor en los labios, el romper de las olas generó un rocío. El agua mojó mi rostro, y sentí frío, el que solo pude entibiar con el fuego encendido,

Y en esta especie de cuarto oscuro en que se había transformado mi destino, intenté cubrirme con el retazo de cuero de cordero blanco y atadura de lino.

Pero tampoco funcionó y esperando me quedé. Con más dudas, con más frustración, de que no aprendí nada en estos años o que no me supieron enseñar

Y solo permitieron que cayera en errores, desaciertos y desatinos para que siguiera como hoy esperando mi destino

Y así seguí esperando, con la sensación de que probablemente no aprenda nada en los siguientes ni en los sub siguientes años.

¿Nada aprendí?, aprendí a aprender de mí, a rodearme de aquellos que suman y rodear a los que se dan el tiempo de al menos escuchar mis locuras.

Aprendí que no se puede perder más cuando ya lo has perdido todo y aprendí que cuando se está sin trabajo, difícilmente te pueden aumentar el sueldo de ningún modo.

Y mientras estaba esperando, a lo lejos escuché el jolgorio al que no me invitaron. Hoy me quedé esperando por el brindis y los abrazos,

Hoy me quedé en la playa, sólo y cubierto por mi retazo de cuero blanco.

Ivo Morelli

 
 
 

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